El Gobierno nacional prepara una reestructuración profunda en su equipo ministerial tras las elecciones legislativas del 26 de octubre. Según confirmaron fuentes oficiales, al medio Clarín, Gerardo Werthein dejará la Cancillería Argentina y Mariano Cúneo Libarona saldrá del Ministerio de Justicia. Ambos movimientos se enmarcan en un rediseño estratégico que incluye la posible fusión de las carteras de Seguridad y Justicia, y que podría redefinir el equilibrio interno del gabinete.
La salida de Werthein, que había asumido como canciller con perfil diplomático y empresarial, se da en medio de tensiones por la política exterior y el vínculo con Estados Unidos. En paralelo, la renuncia de Cúneo Libarona responde a diferencias internas sobre el rumbo judicial y la implementación de reformas estructurales.
Los nombres que podrían sonar como reemplazo
Uno de los nombres que suena con fuerza para encabezar el nuevo ministerio unificado es el del intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, con experiencia previa en Seguridad y Justicia. Un hombre fuerte en la Provincia de Buenos Aires, quien obtuvo un gran triunfo en su distrito en las elecciones pasadas del 7 de septiembre, donde en todo el territorio, se impuso Fuerza Patria con una diferencia de 14 puntos.
La fórmula que se evalúa incluye a Alejandra Monteoliva, mujer de Patricia Bullrich y con experiencia en seguridad desde el año 2012, como responsable del área de Seguridad y a Sebastián Amerio en Justicia, bajo una estructura coordinada. Monteoliva participó en varios gobiernos y ocupó cargos en el Estado, incluido el Gobierno de Juan Manuel De la Sota.
La reconfiguración también pone en duda la continuidad de Guillermo Francos, actual ministro del Interior, cuyo rol podría ser absorbido o redefinido en el nuevo esquema. En ese contexto, crece la influencia de Santiago Caputo, asesor presidencial y operador político clave, que ganaría peso en la toma de decisiones estratégicas.
Los cambios buscan consolidar una estructura más compacta y alineada con las prioridades del presidente Javier Milei, en un escenario de ajuste fiscal, reformas pendientes y negociaciones legislativas. La nueva etapa del gabinete se perfila como una síntesis entre pragmatismo político y concentración de poder.