Son varios los logros que Damián Szifrón y su equipo pueden contar desde la primera vez que exhibieron al mundo su película. Entre las victorias que coleccionan, hay una muy particular: durante meses mantuvieron a raya la piratería, una pelea que muchos de sus pares pierden – en algunas oportunidades – incluso antes del día de estreno ¿Cómo lo hicieron? Te lo cotamos en #Border
Por Natalia Gelós (@nataliagelos)
La frase más escuchada fue: “No tenemos Relatos Salvajes”, como en las épocas de desabastecimiento, o como los kiosqueros cuando les preguntás si cargan SUBE, los locales que venden o alquilan películas quedaban en off side ante el pedido de la mayoría: la última creación de Damián Szifrón. Relatos Salvajes es la octava película argentina nominada al Oscar, la que ya vieron más de 3.500.000 espectadores en todo el país, la que hizo aplaudir de pie a los críticos del Festival de Cannes, ésos que se ganaron la fama de “difíciles”.
Ya antes del estreno nacional, Relatos Salvajes era comentada, circulaban datos de boca en boca, como si se tratara de las aventuras de algún héroe que estaba haciendo historia fuera de la comarca. Los logros, los elogios, y esos primeros trailers misteriosos alimentaron el fenómeno. Y entre tanto dato, tanta prensa y entre tanta butaca ocupada, hubo otro detalle que también la hizo especial, que se sumó a la épica de Relatos Salvajes: en la calle, en la web, en todos los ya conocidos circuitos decopias piratas, la película se volvió una especie de ballena blanca que todos los piratas buscaban y nadie podía cazar.
Relatos Salvajes se estrenó en Argentina el 21 de agosto del año pasado, pasaron semanas, meses, y las copias ilegales no aparecían. Hasta hace un tiempo atrás incluso, ni siquiera se conseguían en su versión Cam (las filmadas en el cine de manera casera con alguna cámara). Era el tema de debate en los foros especializados. Aparecieron, sí, algunos links de descarga a poco tiempo de haberse estrenado, pero eran sólo los primeros quince minutos de película que se repetían en loop. Incluso, como todo mito, hasta tuvo su versión apócrifa, vendida como chasco para los más ansiosos en las mantas. En los foros se advertía, pero por fuera de ese circuito, quien no lo sabía terminaba comprando el “señuelo”: escenas inconexas, imágenes fijas, un potpurrí que, definitivamente, no era la película buscada. La ballena mostraba la aleta, y desaparecía
¿Cómo lo lograban? En parte se debe a las marcas de agua: una huella digital que permite conocer nombre, lugar y procedencia del original que dio nacimiento a la copia. Con ella se puede rastrear la sala en la que se realizó. De hecho, esta tecnología es la más utilizada para las entregas que se hacen a los jurados, por ejemplo, de los Oscar, para evitar las filtraciones. Es una especie de espada poderosa de la industria cinematográfica para luchar contra la piratería.
Recién unos pocos días antes de la Celebración de los Oscar comenzaron a salir a la luz links de descarga y copias en la calle de casi todas las películas nominadas. Pero la obra de Szifrón aguantó en su lugar de perla esquiva. Aparecieron recientemente, los primeros links en buena calidad, y se consiguen las copias grabadas con cámara. En Amazon.es se la ofrece en preventa de compra legal para el lanzamiento oficial del Blu-ray que será el próximo 27 de febrero; pero sin dudas, fue largo y exitoso el recorrido de la ballena blanca, y si bien no ganó el premio mayor en la carrera de los Oscar, si pudo ganarle a la piratería!
Bonus Tracks:
- Página oficial de Relatos Salvajes
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- Página de la preventa en España
http://www.amazon.es/Relatos-Salvajes-DVD-BD-Blu-ray/dp/B00QLWWH52
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