El seleccionado de rugby de Nueva Zelanda continúa su gira en Argentina para afrontar dos compromisos clave ante Los Pumas por el Rugby Championship. Mientras ajustan los últimos detalles de su preparación, algunos integrantes del plantel encontraron tiempo para vivir experiencias fuera de la cancha que no pasaron desapercibidas.
El pasado fin de semana, varios jugadores presenciaron el clásico entre Boca Juniors y Racing Club en la Bombonera, sumándose a la pasión del fútbol argentino. Sin embargo, la anécdota que más llamó la atención ocurrió días después, en una calle empedrada de la Ciudad de Buenos Aires.
Allí, los All Blacks advirtieron que un automóvil particular había quedado con su paragolpes trasero enganchado en uno de los pilotes colocados para separar la vereda de la calzada. Sin dudarlo, tres jugadores se acercaron y, al mejor estilo de una formación en pleno partido, levantaron la parte trasera del vehículo para liberarlo. La maniobra fue rápida y efectiva, evitando daños y ganándose el reconocimiento de los transeúntes que presenciaron la escena.
El equipo dirigido por Ian Foster se entrena actualmente en las instalaciones del San Isidro Club (SIC), con el objetivo de llegar en óptimas condiciones al primer duelo contra Los Pumas. El encuentro se disputará este sábado 16 en el estadio Mario Alberto Kempes, en Córdoba, y marcará un nuevo capítulo en una de las rivalidades más intensas del rugby internacional.
Una semana más tarde, ambas selecciones volverán a verse las caras en el estadio José Amalfitani, de Vélez Sarsfield, en la Ciudad de Buenos Aires, para el segundo partido de la serie.
Más allá de la competencia, la estadía de los All Blacks en el país ha dejado imágenes que van desde la emoción en un estadio de fútbol hasta un acto de colaboración en la vía pública, recordando que, incluso fuera del campo de juego, el espíritu de equipo y la solidaridad siguen siendo parte de su ADN.