Liliana Aliberti, docente de la escuela Monseñor J. Tavella, es protagonista de un dramático acto de protesta frente al Ministerio de Educación. Se encadenó para exigir justicia ante una supuesta situación de persecución y acoso por parte del padre de una de sus alumnas.

A pesar de la intervención de la Justicia para calmar en el conflicto, el padre de la alumna llegó a solicitar la suma de un millón de pesos como compensación por los supuestos daños psicológicos sufridos por su hija.

El problema comenzó en 2021, cuando le puso un 9 como nota final a la menor. “Es una nota muy buena, pero el padre quería que yo le ponga todo 10. Ese fue el motivo por el cual hasta ahora yo estoy padeciendo”, contó en la puerta del Centro de Atención a Docentes de la capital provincial, ubicado en Caseros al 100.

La situación golpeó fuerte en la vida personal y profesional de la docente, quien fue trasladada a una escuela con jornada simple a pesar de haber sido absuelta del caso. La supuesta falta de apoyo del entonces ministro de Educación habría dejado a la maestra en una situación de vulnerabilidad. «Faltó la firma del anterior ministro de Educación», destacando la necesidad de que las autoridades tomen cartas en el asunto para detener esta injusticia.

“El objetivo de él era que yo le pague lo que me pedía y yo no puedo. El que dictamina el daño que yo hice y cuánto debo pagar es un juez, no es el padre. Eso se llama soborno”, señaló la mujer a un medio salteño. También aseguró que el papá de su alumna pretendía “sacarla de la escuela y lo logró. El año pasado, el 8 de noviembre, por una disposición que hizo el señor Correa, director general de la EGB, me sacaron”, se lamentó.

“No voy a volver a Güemes hasta que no me den una solución. No soy culpable de nada. Este señor me hace culpable”, acusó la docente.