Hace horas terminó la nueva reunión en Nueva York entre la comitiva argentina y el mediador Daniel Pollack. Herméticos como nunca, los enviados del Ministerio de Economía no hicieron declaraciones al igual que el «special master». Y a cinco días del default, no se ve la salida al problema judicial: el juez Griesa no está aceptando habilitar el stay (amparo) para poder cumplir con el vencimiento de deuda que le corresponde cobrar a los bonistas reestructurados (holdins) y el Gobierno argentino ya declaró que no cumplirá con el fallo que obliga al país a pagarle a los holdouts, por falta de garantías en la aplicación de la cláusula RUFO.
«Los tenedores de bonos no estaban presentes esta mañana, pero les informé por teléfono», indicó Pollack. Por parte de la Argentina la única pista fue que «las conversaciones seguirán en los próximos días». Pero no se sabe si estará el ministro Kicillof, si asistirán los holdouts o si intervendrá Griesa.
Mientras tanto, los medios norteamericanos se muestran cada vez más críticos con el juez de Nueva York, a quien incluso el New York Times a acusado de incompetente. Alegan que el juez tiene un grave «desconocimiento» de la causa y que resulta «atemorizante» que no se resuelva el conflicto a días de caer en cesación de pagos. Hay blogs internacionales, no precisamente pro Gobierno argentino, que hasta deslizan dudas sobre la salud del juez y dudan de su capacidad para llevar el caso a sus 83 años. Además, los mismos bancos estadounidenses golpean la puerta del despacho para tener alguna pista de qué hacer con los fondos transferidos.
Por su parte, Kicillof avivó el fuego desde Buenos Aires mientras su equipo negociaba durante poco más de una hora en Nueva York con Pollack. «Es una extorsión judicial contra cualquier proceso de reestructuración de deuda soberana. Estamos dispuestos a dialogar y buscar soluciones, pero no a someternos a extorsiones. Argentina cumplió con sus obligaciones y lo va a seguir haciendo», señaló. Y luego agregó enigmático que «el 30 no va a pasar nada», como queriendo decir que incluso cayendo en default el escenario sería favorable a la Argentina. La baja en las acciones porteñas y la suba del riesgo país no le dan la razón al ministro de Economía, mientras crece la incertidumbre en materia de inversiones, previsibilidad cambiaria y futuros financiamientos de los organismos de crédito. El acercamiento de CFK al grupo de los BRICS, con la creación del Banco de Desarrollo, es una alternativa muy fuerte ante la posibilidad de que se cierren otras puertas.