Sin el apoyo de Estados Unidos, ¿la Argentina está a tiempo de dar un giro cristinista?

La reunión entre Santiago Cafiero y Antony Blinken no fue lo exitosa que el Gobierno esperaba. Con un complejo frente internacional, la renegociación de la deuda pasa a un segundo plano para las potencias. Sin embargo, en caso de que las negociaciones con el FMI no prosperen, ¿qué alternativas le quedan a nuestro país a esta altura?
Por: Santiago Sourigues

Más de dos años después de asumir el gobierno de Alberto Fernández, la cuestión de la deuda sigue sin resolverse. Tras sellar un acuerdo con los acreedores privados en que el exministro de Macri Hernán Lacunza calificó como «razonable y ecuánime», aún queda por arreglar la reestructuración con el principal acreedor de la Argentina: el Fondo Monetario Internacional.

Para hacerse cargo del problema, Fernández eligió a Martín Guzmán, discípulo de Joseph Stiglitz, y apostó a los buenos vínculos de Gustavo Beliz (secretario de Asuntos Estratégicos) y Jorge Argüello (Embajador argentino en EEUU) con representantes norteamericanos. Este medio se puso en contacto con fuentes oficiales para saber si existe una estrategia alternativa en caso de que no se consiga cerrar un acuerdo con el FMI. La respuesta fue escueta: «Simplemente, se está en estado de negociación. No hay nada que decir de momento. Se trabaja. Nada más que agregar«. En tanto, desde Cancillería se limitaron a responder con el protocolar comunicado emitido tras la infructuosa reunión entre Santiago Cafiero y Antony Belkins.

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¿Es normal que todavía no se haya llegado a reestructurar la deuda? En una entrevista con #BORDER, Bernabé Malacalza, docente de la maestría en Estudios Internacionales de la Universidad Tocuato Di Tella, relativizó la demora y explicó qué pasaría si el gobierno del Frente de Todos y el organismo de crédito no llegaran a un acuerdo al final del día. «Técnicamente, no sería default, sino ‘fall into arrears’. Tras el ‘arrears’, se abre una nueva negociación«. A su vez, el investigador agregó que «la historia del FMI dice que «del ‘arrears’ se sale» y «no suelen prologarse demasiado». Asimismo, advierte que en la última década solo se registran «short-term arrears», es decir, acuerdos con «changüís» de hasta 180 días.

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En tanto, el investigador del CONICET recordó que, en caso de que la Argentina entrara en «fall into arrears», se sumaría al lote de 20 países que todos los años se atrasan en los pagos. Incluso, Malacalza menciona el problema de la deuda argentina para Estados Unidos como «una preocupación a diez años que permanecería bajo la atenta mirada del ala técnica» (la más reacia a firmar «cualquier cosa») del Departamento del Tesoro de aquel país.

Accionario mayoritario del Fondo, y único país con poder de veto, Estados Unidos ocupa un lugar central en la mesa de decisiones del organismo de crédito. En ese sentido, la gira de Alberto Fernández a Rusia y a China, prevista para la primera semana de febrero, puede ser leída como una búsqueda de apoyo del Gobierno argentino de otros países que son rivales de EEUU. Sin embargo, el doctor en Ciencias Sociales estima que, en lo que respecta a su rol en el Fondo, «tanto Rusia como China, tienen posturas bastante coincidentes con los Estados Unidos» en cuestiones financieras.

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Entonces, ¿se trata de ver la película y no la foto? A medias: por empezar, la próxima semana la Argentina debería desembolsar U$S 731 millones para cancelar el próximo vencimiento del 28 de enero (sin contar los intereses). Según los cálculos de algunos economistas, las reservas netas del BCRA rondarían los U$S 2000 millones. Además, en marzo, la Argentina tendría que cancelar otros U$S 2900 millones, un número que excede la liquidez con la que contaría el Central.

Es por eso que la urgencia de un «Plan B» se impone. Pero ,¿existe tal cosa? Alejandro Bercovich, economista y conductor del programa «Pasaron cosas» (Radio con Vos), recuerda que, en caso de que la administración Fernández espere que su gira a Rusia y China de febrero se traduzca en un desembolso de dinero, o en un guiño por parte de ambas potencias, se estaría incurriendo en un error. «La diplomacia china tiene tiempos que se miden en décadas y no en semanas como los nuestros. Sería impensable que Alberto se vuelva de los Juegos Olímpicos de Invierno (NdeR: asistirá a su inauguración en Pekin) con un contenedor de plata para pagar el vencimiento de marzo». Y añadió: «Si está buscando un posible apoyo, se lo está buscando muy improvisadamente«.

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A su vez, el periodista pone el complejo escenario internacional como telón de fondo de la intentona de Fernández: «Sería impensable que Putin, en medio de los aprestos del enfrentamiento bélico con la OTAN, le preste una atención más que superficial a la situación Argentina, por más buena relación que pueda haber».

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En esa línea, el director del documental «Fondo», ve más viable la irrupción de una eventual alianza regional, a partir de la elección de gobiernos de izquierda en Bolivia, Chile y Perú, que funcione como dique de contención contra el FMI, que la aparición un repentino apoyo de Xi Jinping y Vladimir Putin a nuestro país: «En las nuevas circunstancias, si el Fondo si no refinancia esta deuda con Argentina, la empujaría una profundización de la crisis que afectaría a todos esos países vecinos, que no solo podrían reaccionar por simpatía política, si no porque se vean afectados sus intereses, especialmente los de Brasil, donde hay históricamente una rivalidad con EEUU mucho más seria que la que pueda levantar cualquier desde Argentina«. En esa línea, recuerda que cuando China «amagó» con poner dinero para formar un fondo monetario paralelo cuando en 2006 se lanzó el grupo BRICS (NdeR: la asociación económico-comercial formada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Estados Unidos «redobló su confrontación» contra sus países miembros, a través de las denuncias contra Dilma Rousseff que derivaron en su destitución y el juicio a Lula, sucesos que, según Bercovich, estuvieron «entremezclados» con intereses estadounidenses.

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Pagadora serial desde los tiempos de Néstor Kirchner, la vicepresidenta se encuentra en la incómoda situación de tener que hacer un arreglo a costa del impopular ajuste que exige el FMI para firmar el acuerdo. En ese marco, la expresidenta se maneja con ambigua habilidad, aunque algo quedó claro: el apoyo irrestricto a Guzmán, que era explícito hasta hace pocos meses, ya no es tal.

Encerrada en su propia narrativa, CFK llegó a decir públicamente que la Argentina debería pagarle al FMI con dinero fugado en paraísos fiscales. Incluso, se animó a pedirle al organismo que ayude al país a recuperar ese capital por su responsabilidad en la entrega de un préstamo que iba contra su propio convenio constitutivo. Este acto puede leerse como un reflejo de la desorientación de la titular del Senado en la resolución de este problema heredado de la gestión Macri.

En una alusión un poco más directa sobre el tema, Fernández de Kirchner resaltó en su última misiva que su gobierno le pagó al Fondo en 2021los U$S 5.160 millones . Y cerró su comunicado con una fina ironía: «La ‘pandemia macrista’ nos quita las divisas que tanto necesitamos como país porque al FMI hay que pagarle completa y exclusivamente en dólares… porque por más que le insistimos no nos acepta pesos».

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