La Justicia citó a declarar a ocho de los nueve imputados por el triple crimen narco de Florencio Varela, pero solo tres aceptaron dar su testimonio ante los fiscales Adrián Arribas, Claudio Fornaro, Diego Rulli y Lorena Pecorelli.
La primera en hablar fue Magalí Celeste González Guerrero, propietaria de la casa en donde se encontraron los cuerpos de las tres jóvenes y pareja de Miguel Villanueva Silva. “Yo soy inocente. No sabía que iban a matar a las chicas, y si lo hubiera sabido nunca hubiera accedido porque ahí vivo con mi hijo, desde que nació”, dijo.
A continuación, mencionó que permitió utilizar su domicilio solo para una "fiesta" e incluso autorizó espacios específicos: “Yo le había comentado a (Pequeño) J que si usaban mi casa, usen solo mi pieza, no la de mi hijo. Cuando volví, mi hijo y yo no teníamos cama”.
Luego, declaró que, al volver a su vivienda, vio a su pareja con un dedo lastimado y, por eso, fueron a comprar productos para curarle su herida y gasolina en una estación de servicio. Después, se alojaron en un hotel transitorio y allí se enteró de los homicidios ya que Villanueva Silva se lo contó.
“Me dijo que lo del dedo se lo había hecho con un destornillador cuando apuñaló a una de las chicas que se quiso escapar. También me dijo que a la última de las chicas la habían asfixiado con ‘Pequeño J’”, afirmó. Otro cosa que le comentó su novio fue acerca de una llamada a un familiar de Brenda Loreley del Castillo, una de las víctimas.
Sobre esto, González Guerrero reveló: “Le pidieron la droga. No sé a que familiar; creo que era de la familia de Brenda. La filmaron mientras la estaban torturando, cuando le cortaron la cara. Me dijo que la llamada la hicieron con el celular de ‘Pequeño J’ con ‘Duro’ (Víctor Lázaro Sotacuro, uno de los detenidos), porque la droga era de ‘Duro’”.
Nacido en Perú, Miguel Villanueva Silva, de 25 años, siguió el consejo de su abogado y no dio declaraciones con mucho detalle. Matías Agustín Ozorio, de 28 años, hizo lo mismo. Ariel Jeremías Alexis Giménez, en cambio, negó totalmente haber participado en los hechos y pidió la verificación de las cámaras de seguridad.
Aseguró que fue a la casa solo para retirar un equipo de música y, allí, el joven peruano le solicitó terminar de tapar un pozo, sin informarle para qué. “Cuando llegué Miguel me dijo que le dé plata a Jeremías por lo que había hecho y yo le di entre $50.000 o $60.000”, añadió.
Al igual que Giménez, Ozorio denunció que no conocía el propósito del foso que cavó y aclaró que no vio restos de sangre ni nada sospechoso.
Finalmente, Maximiliano Andrés Parra, de 18 años, declaró: “Celeste me envió un mensaje de WhatsApp con una foto y en esa foto decía que habían aparecido tres chicas, y cuando yo le pregunte que era eso, Celeste borró el mensaje y me dijo que me olvide que se había equivocado que el mensaje no era para mí”.