La policía de Estados Unidos identificó y arrestó a Tyler Robinson, un joven de 22 años residente en Utah, como principal sospechoso del asesinato de Charlie Kirk, el conocido activista político aliado del expresidente Donald Trump.
El hecho ocurrió el miércoles durante un evento en la Universidad del Valle de Utah, donde Kirk fue baleado en el cuello mientras se dirigía a un grupo de estudiantes. El activista falleció poco después, confirmando el presidente Trump la noticia en menos de una hora.
La rápida detención de Robinson se debió a una inesperada confesión: el sospechoso admitió haber cometido el crimen ante su padre, Matt Robinson, un oficial veterano con 27 años de servicio en el Departamento del Sheriff del Condado de Washington.
Tras el asesinato, el gobernador de Utah, Spencer Cox, solicitó colaboración ciudadana para identificar al autor del disparo. Las autoridades difundieron un video en el que se observa a una persona huyendo por el techo del edificio y luego adentrándose en un bosque, donde se halló un rifle de alta potencia.
El FBI ofreció una recompensa de 100.000 dólares por información que llevara al arresto del responsable, que finalmente fue capturado gracias a la confesión familiar.
Charlie Kirk era una figura prominente dentro del Partido Republicano y fundador de Turning Point USA (TPUSA), organización conocida por su crítica a la izquierda estadounidense, al “big government” y a las ideas progresistas en los campus universitarios.
Su discurso directo y sin filtros le granjeó tanto seguidores como detractores. En varias universidades fue cuestionado por supuestamente fomentar la polarización política y difundir información errónea o tendenciosa.
A pesar de las críticas y controversias, sus seguidores lo veían como una voz contundente en defensa de valores tradicionales y un contrapeso frente al avance del progresismo cultural en Estados Unidos.