Recientemente se publicó en The Lancet un informe donde se recoge la evidencia de diferentes investigaciones que se realizaron alrededor del mundo referidas al impacto psicológico de permanecer en cuarentena. Este estudio se realizó en 10 países e incluyó personas con SARS, Ebola, gripe H1N1 y el síndrome respiratorio de medio oeste. Los estudios recabados demuestran que quienes se mantuvieron aislados en aquellas circunstancias presentaron una mayor prevalencia de los siguientes síntomas:
- Malestar emocional
- Depresión
- Estrés
- Descenso del estado de ánimo
- Irritabilidad
- Insomnio
- Síntomas de estrés post-traumático
- Enojo
- Agotamiento
- Aburrimiento
- Miedo a infectarse o a transmitir el virus
De estas manifestaciones clínicas las de mayor prevalencia fueron descenso del estado de ánimo e irritabilidad. Los estudios midieron también los efectos a largo plazo. Entre ellos se encuentran los comportamientos evitativos como, por ejemplo, alejarse de personas que tocen o estornudan y evitar lugares masivos y cerrados. También se reportaron comportamientos de hipervigilancia hacia cuestiones higiénicas como el lavado de manos. En cuanto al personal de salud, se reportaron síntomas más severos de estrés post-traumático y estigmatización.
La duración de la cuarentena fue otra variable que se tuvo en cuenta y se llegó a la conclusión de que cuanto más tiempo transcurrió, el impacto en la salud mental fue mayor. De los estudios se desprende que ocasiona menos efectos adversos si la cuarentena es voluntaria y en todos los casos (aún cuando es de carácter obligatorio) mejoran las condiciones si tiene un fin altruista.
Por su parte UNICEF ha relevado un estudio realizado a adolescentes referido al impacto del aislamiento social. Los resultados arrojados dan cuenta de que se sienten “asustados”, “angustiados” y “deprimidos”.
Otro artículo publicado el 20 de abril en The Lancet sugiere que los efectos de la pandemia en la salud mental podrían ser profundos y hay evidencias que sugieren que la tasa de suicidios aumentará, no en lo inmediato sino sobre todo a largo plazo por los efectos de las pérdidas de vidas y el estrés financiero especialmente en las poblaciones vulnerables. Hay evidencia de que las muertes por suicidio han aumentado en Estados Unidos durante la pandemia de la gripe (influeza) en 1918-19.
¿Cómo reducir el impacto psicológico de la pandemia?
La humanidad está atravesando una vivencia inédita donde las indicaciones y protocolos de intervención se deben ir adecuando conforme a las circunstancias. Los expertos sanitaristas e infectólogos han sido y serán los protagonistas centrales para garantizar la vida, pero creo que llegamos a una nueva etapa donde necesitamos ampliar la mirada e integrar nuevas perspectivas para lograr comprender la complejidad de los hechos y ajustar las decisiones que se toman. Algunos creemos que llegó el momento de integrar otras disciplinas, como la psicología y la sociología, para minimizar el impacto. Hay profesionales experimentados y entrenados en técnicas como EMDR utilizadas para atenuar los efectos negativos de los efectos traumáticos.
Sería conveniente pensar en dos dimensiones de las intervenciones:
- Intervenciones Universales destinadas a toda la población que apunten a identificar factores de riesgo diseñadas para mejorar la salud mental en general. Estos factores de riesgo pueden ser:
- Estresores financieros
- Violencia doméstica
- Consumo problemático de alcohol y otras sustancias
- Aislamiento para quienes no cuenten con redes de apoyo
- Información errónea/irresponsabilidad de medios de comunicación.
- Intervenciones Individuales destinadas a aquellas personas con riesgo mental severo, como puede ser riesgo suicida:
- Brindando apoyos profesionales especiales en modalidad virtual o con distanciamiento sumando los aportes de psicólogos, psicopedagogos, asistentes sociales, trabajadores sociales.
TIPS para aplicar en casa y con nuestros seres queridos:
- Mantenete conectado primero con vos mismo, con tus necesidades y sentimientos, después con los otros. Compartí con tus seres queridos.
- Apoyate en la información confiable, no te intoxiques ni reenvíes todo aquello que no te genere confianza.
- Reducí el aburrimiento. Reconectate con aquellas cosas que te generan bienestar y que son significativas para tu vida
(tejer, hacer barbijos, aprender o reconectarse con una legua extranjera en el caso de nuestros adultos mayores inmigrantes, hacer palabras cruzadas, jugar a las cartas desde el celular o la tablet).
- Dale un sentido altruista a esto que nos toca vivir. Ayudá a quienes sean más vulnerables que está comprobado que genera bienestar.
- Aprendé algo nuevo o mejorá alguna habilidad! Muchas organizaciones y profesionales brindan sus propuestas gratuitas.
- Confiá en tus recursos.
Como en casi todos los aspectos de la vida, la flexibilidad, la creatividad y la innovación es los que nos impulsará a mitigar los efectos adversos y potenciará nuestro bienestar.
Los profesionales de la salud mental somos centrales en esta etapa y en la que siga al aislamiento reconstruyendo y reparando.
Fuentes:
Suicide risk and prevention during the COVID-19 pandemic. Published Online April 21, 2020 https://doi.org/10.1016/ S2215-0366(20)30171-1