En el marco de un encuentro organizado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), el economista Ricardo Arriazu ofreció un detallado análisis sobre la evolución macroeconómica del país tras la salida del cepo cambiario. Con un enfoque en la reactivación de sectores clave, advirtió sobre el desafío de gestionar la transición entre destrucción y creación económica.
La charla, titulada “De la macro a la micro”, reunió a empresarios y analistas en un contexto de expectativas y cautela frente a las reformas impulsadas por el Gobierno nacional. Arriazu, uno de los economistas más cercanos al presidente Javier Milei, vaticinó que si se consolidan ciertos cambios estructurales, la Argentina podría duplicar sus exportaciones y convertirse en un país “caro”.
El agro, la construcción, la energía y la minería
“Si hacemos todo eso, las exportaciones se van a duplicar y la Argentina se va a convertir un país caro”, afirmó hacia el cierre de su exposición. Para fundamentar su optimismo, repasó el potencial de cuatro sectores estratégicos: el agro, la construcción, la energía y la minería.
Respecto al campo, sostuvo que la clave es otorgar precios relativos adecuados, lo que implicaría eliminar retenciones y llevar los insumos a precios de exportación (export parity) en lugar de importación (import parity). “Cuando el campo recibe el precio relativo adecuado, el campo reacciona aumentando la superficie y la productividad”, explicó.
En cuanto a la construcción, vinculó su reactivación a la expansión del crédito hipotecario y la baja de la inflación. “La inflación destruye el mercado de crédito y hay 4 millones de necesidad de vivienda y una necesidad muy grande de infraestructura”, destacó, aludiendo a la importancia de una política monetaria estable.
Para el sector energético, Arriazu fue enfático: “Tenemos la mejor roca del mundo”, dijo, refiriéndose a Vaca Muerta, y proyectó un saldo positivo de hasta US$32.000 millones en la balanza energética. Sobre minería, señaló que es una industria de “mucho dinero, mucha confianza y mucho tiempo”, aunque consideró factible que el país esté exportando significativamente hacia 2030.
Pese a la mirada positiva, el economista introdujo un alerta: “La destrucción se da más rápido que la creación”, y llamó a prestar atención a los efectos sociales de esa transición para evitar “bolsones de pobreza y descontentos”.
En su análisis coyuntural, Arriazu consideró que el país todavía se encuentra “en la etapa de rebote” y destacó la forma en que se manejó la eliminación del cepo cambiario para personas físicas. “Odio el cepo, pero odio mucho más las consecuencias sociales por sacarlo cuando no se puede”, expresó.
Por último, apuntó a las crisis de balanza de pagos como el principal obstáculo para el crecimiento sostenido. “Para no tener crisis de balanza de pago no hay que gastar de más ni hay que emitir de más”, resumió. En ese sentido, consideró que la disciplina fiscal del actual Gobierno podría marcar la diferencia: “No es un ministro que convence a un Presidente. Esta vez es el Presidente que, si el ministro no lo hace, lo echa”, cerró.