Llegó silbando bajito a la plataforma de televisión por internet y la polémica no se hizo esperar: 13 Reasons Why (13 razones porqué) tocó la fibra sensible de miles de personas que tuvieron algo para decir sobre la serie que cuenta una historia típica de adolescentes del secundario… excepto porque su trama de bullying, suicidio y abusos sacude la pantalla.
La serie más tuiteada en lo que va del año, 13 Reasons Why es producida por la estrella pop Selena Gómez (en principio iba a ser la protagonista), quien se manifestó muy conmovida por la historia. Desde su estreno, es el tema de conversación en todo ámbito –y entre personas de diversas edades- y toda red social que se precie de tal. ¿Por qué tanta polémica? Las aguas están divididas entre los expertos en salud mental sobre las consecuencias que puede tener para los adolescentes ver una serie cuya protagonista decide quitarse la vida, y entre los que consideran que es un disparador crudo pero interesante para tratar el tema.
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Los contra: el peligro del llamado “efecto contagio”; si es contraproducente que la producción sea tan gráfica y explícita en su relato, si se “glorifica” al suicidio o no, son algunos de las cuestiones que se pusieron en discusión tras el estreno de la serie. Los productores y actores defienden el producto y resaltan la importancia de que pueda mostrarse una realidad así en la tv actual; Jay Asher, autor del libro bestseller homónimo en el cual está basada la obra, también justifica la forma en que está narrada. El guionista Nic Sheff dijo que hubiera sido irresponsable de su parte no mostrar cómo fue el suicidio. Mientras sigue creciendo la bola de nieve de la disputa, ya hay rumores de una segunda temporada.
Vayamos al comienzo: 13 Reasons Why arranca con el adolescente Clay Jensen (Dylan Minnette) cuando regresa a casa después de la escuela y encuentra una caja misteriosa con su nombre. Ahí descubre cassettes (sí, como los que usábamos antes) grabados por Hannah Baker (Katherine Langford), su compañera de escuela y amor platónico, quien –nos enteramos desde el principio- se suicidó dos semanas antes. El panorama, desde entonces, es bastante desolador. En esos audios, la joven explica que hay trece razones por las que decidió terminar con su vida. A través de la narrativa dual de Hannah y Clay, 13 Reasons Why teje y reconstruye una historia compleja y desgarradora de confusión y desesperación que involucra abusos, bullying (y su versión conocida como cyberbullying), y el suicidio. La serie tiene un buen ritmo y al terminar cada episodio es probable que quieran ver el siguiente. Pero desde que empieza sabemos la cruda verdad: no es una historia con final feliz. Hay mucho contenido explícito que puede impresionar a más de uno. Finalmente, lo que queda al descubierto es una telaraña de acusaciones, intriga, culpas, responsabilidades, y la fragilidad de unos jóvenes que están expuestos a potenciales daños irreparables, si es que no logran pedir ayuda.
Las problemáticas que expone 13 Reasons Why no son sencillas de plantear. En Estados Unidos, el suicidio es la segunda causa de muertes entre niños y jóvenes de 10 a 24 años, por lo que la temática expuesta caló profundo entre los habitantes del país gobernado por Trump. Y este producto televisivo de consumo masivo, dirigido especialmente a los adolescentes, que trata sobre estos temas delicados, sabía a qué se exponía.
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Entre las críticas negativas que recibió, además de las ya mencionadas, hay quienes acusaron a la serie de que podría generar imitaciones; o que hace apología del suicidio como forma de venganza. También existe el reclamo de la responsabilidad de brindar algún tipo de número telefónico o información para quien quisiera consultar o se sintiera interpelado por estos temas tan duros. Mientras tanto, en la otra vereda, hay quienes valoraron mucho que se vieran reflejadas de manera tan cruda estos hechos que afectan a gran parte de la población adolescente, que tal vez comienza con algo menor como un error, y puede terminar en una situación dramática, sin que nadie a su alrededor se percate. Muchos chicos apoyaron la serie virtualmente, y se sienten identificados con los sufrimientos de los personajes. Educadores y profesionales de salud mental se han pronunciado a favor, destacando la utilidad de la serie a modo de disparador (tal vez en una clase o en el hogar) de una conversación tan incómoda -y difícil-como necesaria.
Por el lado de la plataforma, explicaron que, al finalizar los 13 episodios de la temporada, está inmediatamente disponible un programa especial llamado 13 Reasons Why: Más allá de las razones, en donde los protagonistas, muchos de ellos actores bien jóvenes, y también un grupo de especialistas en las temáticas abordadas, comentan y explican por qué consideran importante aunque sea iniciar la conversación. Y también dan un sitio web para visitar http://13reasonswhy.info/ .
Además, en estos días, Netflix publicó un estudio global según el cual una forma de acercarte a tu hijo adolescente, es ver sus series favoritas. Los datos indican que el 80% de los padres ve las series preferidas de sus hijos para entenderlos y, para su sorpresa, los adolescentes lo agradecen. Cuando se trata de conversaciones difíciles (por ejemplo, sobre sexo, estrés o bullying), el 79% de los padres y el 65% de los adolescentes concuerdan en que ver una misma serie puede ayudar a iniciar el diálogo. Y la mayoría de jóvenes (el 71%) incluso admite que el hecho de que sus padres vean sus series favoritas puede ayudar a que entiendan mejor lo que pasa en sus vidas.
En nuestro país, como en el resto del mundo, el debate se encendió y no termina. Ya llegó a los programas de televisión y los expertos empiezan a deambular opinando sobre la serie. Muchas veces la ficción se cuela en la realidad y, más allá de las opiniones personales de cada uno, y del aspecto comercial de la serie (es un éxito para Netflix), lo que está claro es 13 Reasons Why destapó una olla en ebullición: el tabú del suicidio en los adolescentes. Tal vez sirva para inspirar una charla, estrechar lazos, o un momento de reflexión sobre estos asuntos tan pero tan reales que ya llegaron a nuestras pantallas.