Disco Ibiza Locomía: Los años locos

La biopic sobre la boy band ibicenca da cuenta de verdades y mitos en el marco de una disputa legal sobre una marca icónica de la música iberoamericana de fines de los 80 y principios de los 90.
Por: Pablo Strozza

Disco, Ibiza, Locomía. Tres palabras que aún resuenan como un mantra budista a la hora del baile en una fiesta de casamiento, una discoteca retro o al aparecer de modo casual en una cortina televisiva o en el éter radial. Tres vocablos que fueron el éxito y, aunque parezca mentira, también la ruina de una boy band ibicenca, que nació como un grupo de baile en el Ku, la principal discoteca de una isla que supo ser sinónimo de sexo, drogas y música electrónica, y que terminó envuelto en una disputa legal entre los integrantes del combo y un productor musical un tanto inescrupuloso, empleado de una multinacional y conocedor del oficio pero con ínfulas de una independencia que le asegurara su porvenir.

Disco, Ibiza, Locomía es, entonces, una biopic de una hora y cuarenta y cinco minutos, que se puede ver a través de Netflix, sobre el grupo que supo ser furor en Hispanoamérica a fines de los años 80 y principios de los 90. Está dirigida por Kike Maíllo, y protagonizada por Jaime Lorente (La casa de papel, en el rol de Xavier Font), Alberto Ammann, Alejandro Speitzer (Oscuro deseo), Iván Pellicer, Pol Granch, Javier Morgade, Albert Baró, Gonzalo Ramírez, Eva Llorach y Blanca Suárez (Las chicas del cable, acá haciendo las veces de Lurdes Iríbar, vestuarista y única mujer dentro de esta estructura masculina).

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El inicio del combo, al mostrar los sueños de fama de Xavier y Lurdes y un grupo de hombres que comienza a orbitar a su alrededor en una Ibiza sinónimo de fiesta, es lo más logrado de un film que gira en torno a una demanda por el nombre del grupo una vez que la fama pasó y las rencillas fueron in crescendo en un todos contra todos absoluto, con el productor José Luis Gil (Ammann) como el villano de la historia, al no permitirles mostrar su (homo)sexualidad tal cual era para no hacer caer un negocio que tenía al público femenino como su principal fuente de ingresos.

Hay un aire de comedia romántica en Disco…, ya que todos imaginamos que la conclusión será, en la medida que la historia real lo permita, tan feliz como se pueda. Asimismo, en el nudo no se escapa a mostrar escenas de drogas o de orgías, y el cuidado en el vestuario hace hincapié en un ítem más que importante a la hora de contar la historia de Locomía, tras saber que Xavier y Lurdes eran los diseñadores el look que los “Dragones” (Xavier dixit) lucían en escena.

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Voces en los discos que no son de quienes los oyentes y televidentes imaginan, playbacks, rencillas entre hermanos, toda clase de estimulantes y un desenlace que compara, a la hora de los títulos finales, las escenas ficticias con las verdaderas para que todas salgan beneficiadas. Disco, Ibiza, Locomía se consume del mismo modo que se consumió en su momento y ahora al grupo: sin buscar revelaciones de vida, como un entretenimiento pasajero e inofensivo, que brinda una satisfacción momentánea ideal para el fin de semana en la cama o la vuelta del trabajo antes del sueño nocturno. Algo que parece una pavada, pero que no muchos pueden hacer a ese nivel. Enhorabuena.

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