Lemmy Kilmister (1945-2015): El rock está de duelo

Por: Pablo Strozza

El legendario bajista, líder de Motörhead, murió con 70 años recién cumplidos víctima de un cáncer fulminante. La despedida a una verdadera leyenda del rock and roll.

“Nacer para perder, vivir para ganar”. Esa era la frase que llevaba tatuada en su brazo Ian “Lemmy” Kilmister, bajista de Motörhead. El 24 de diciembre, día de Nochebuena, las redes sociales se llenaron de mensajes que daban cuenta del cumpleaños número 70 del británico, y todos más o menos repetíamos lo mismo: con su dieta estricta de una botella de Jack Daniels por día y dos atados de cigarrillos durante décadas, que en los últimos tiempos había cambiado por vodka con naranja y sólo veinte cigarrillos semanales por culpa de una diabetes, Lemmy era el verdadero sobreviviente del rock and roll. Cuatro días  después vino el mazazo: un cáncer fulminante, del que se había enterado sólo un par de días antes, se lo llevó al más allá. Lo que muchos pensaron que era una broma del Día de los Inocentes se confirmó con sendos tweets de amigos como Ozzy Osbourne y Dave Navarro (Jane’s Addiction). Lemmy, el hombre que el día del juicio final iba a estar contando chistes con las cucarachas como únicos seres vivos del fin del mundo, había muerto.

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Si hay alguien a la que la gastada palabra “leyenda” no le quedaba para nada grande era a Lemmy. En su Inglaterra natal el hombre fue uno de los pocos afortunados que vio a Los Beatles en The Cavern, en Liverpool, antes que el cuarteto conquistara el mundo para siempre. Luego fue plomo de Jimi Hendrix, en la época que el zurdo comenzaba a forjar su mito desde Londres. Habitante de las casas tomadas de la zona de Notting Hill en los 70, Lemmy se unió a Hawkwind, un grupo psicodélico y progresivo que supo animar la escena de los Free Festivals de la época de la mano de un sonido espacial que derivaba en improvisaciones ideales para acompañar a los viajes lisérgicos a los que se sometía su audiencia. Discos como Silver Machine y Space Ritual (este último en vivo) dan cuenta sobre un grupo que tuvo como fans más famosos a John Lydon (Sex Pistols), Jarvis Cocker (Pulp) y Bobby Gillespie (Primal Scream), entre otros.

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Tras componer la canción “Motörhead” Lemmy fue echado de Hawkwind. ¿El motivo? “Tomar las drogas equivocadas”, según sus propias palabras. Esto significa que las anfetaminas que el bajista ingería como si se tratara de caramelos Sugus no eran bien vistas en un combo que sí admitía al LSD como al pan nuestro de cada día. Ni lerdo ni perezoso, el bajista adoptó el nombre de esa canción para formar un power trío que lo tendría como único integrante original hasta su deceso. Y también adoptó otro sonido. El término “motörhead”, en la jerga drogona de la época, daba cuenta de los adictos al “speed”, o sea, a las anfetaminas. Y “speed” (“rapidez”) es el vocablo que mejor define a la única agrupación de rock pesado amada tanto por los punks (Sid Vicious) como por los heavy metal (Metallica, Ozzy). Ace Of Spades, On Parole, Bastards, el álbum en vivo No Sleep ‘Til Hammersmith, 1916, Orgasmatron, Aftershock y Bad Magic son algunos de los long plays que, junto con innumerables giras (que los trajeron varias veces a la Argentina) cimentaron su carrera.

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49% Motherfucker, 51% Son Of A Bitch: así se llama el documental de Greg Oliver y Wes Orshoski que da cuenta de la vida de Lemmy y que es de visión obligatoria para cualquier persona a la que le guste el rock and roll (el link para quien quiera verlo está debajo de la nota, ¡Gracias You Tube!). El título de la película no merece traducción, lo mismo que la frase con la que Lemmy abría sus recitales: “We Are Motörhead And We Play Rock & Roll”. Su partida sólo es comparable a la de Pappo: esa clase de tipos duros que parecen superhéroes de comic y que uno cree que son inmortales, hasta el momento en el que la Parca hace de las suyas. Y, como al Carpo, a Lemmy se lo va a extrañar hasta el infinito y más allá.

https://www.youtube.com/watch?v=RSyuRtFpIJ4

 

 

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