El ministro de Economía, Luis Caputo, viaja para verse nuevamente con las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de dólares para abandonar el cepo, el próximo paso que busca dar el gobierno nacional.
En las últimas semanas, el FMI elogió el «progreso impresionante» de la nueva administración, pero insistió en medidas «firmes» para mejorar la «calidad de ajuste fiscal», lo que implica avanzar en reformas duraderas.
Junto al ministro, irá su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, donde se espera que reanuden negociaciones con el equipo de Kristalina Georgieva, a quien Caputo felicitó ayer por haber sido reelegida al frente del FMI.
Un mayor recorte del gasto público, una desaceleración de la inflación y el avance del saneamiento del Banco Central serán los principales argumentos que el ministro de Economía presentará en las próximas horas para intentar torcer la decisión del organismo y conseguir fondos para salir del cepo.
Entre los datos más relevantes se encuentra el recorte del gasto público, que según algunas proyecciones habría alcanzado al 40% durante el mes de marzo.
La negociación con EE.UU y Georgieva es clave para destrabar, además, fondos de sus entidades financieras “amigas”. Javier Milei se reunió el último jueves con el titular del BID, Ilan Goldfajn, en Miami, para evaluar el apoyo técnico para el recorte de subsidios y la eficiencia del gasto social.
Caputo busca retomar esas conversaciones y mantener otros contactos en Washington en el marco de la cumbre de ministros de Finanzas que se celebrará entre el miércoles y viernes.
La última vez que el ministro se reunió con la jefa del Fondo fue en febrero en el marco de la cumbre del G20 en que se desarrolló en Brasil.
La economista búlgara apoyó el plan de ajuste, pero reiteró que precisa apoyo para las reformas y reforzó las exigencias planteadas una semana antes por la segunda en orden de mando, Gita Gopinath, quien durante una misión al país reclamó una reforma en Ganancias, cambios en la fórmula jubilatoria y un freno a la dolarización.