En Bariloche, los niños de escuelas aprenden a esquiar ayudados por el gobierno provincial

En la ciudad cordillerana llegar al quinto grado es emocionante porque, por medio de un programa oficial, los alumnos pueden aprender a esquiar con sus compañeros.
Por: Ximena Linares Calvo

Ese martes por la mañana del mes de septiembre los chicos de quinto grado de la Escuela No 324 de Villa Los Coihues, en Bariloche, no pusieron carpetas y cartucheras en sus mochilas: guardaron una muda de ropa, una botella de agua, una vianda para compartir, fruta, cereales y una bolsa para residuos. Era el primer día de Esquí Escolar y el bullicio en la ronda del saludo matinal delataba la emoción.

Agosto y septiembre son especiales para los quintos grados de las escuelas públicas y de gestión social de San Carlos de Bariloche y alrededores: es que, por medio del programa Esquí Escolar, durante una semana, todos los alumnos suben hasta el cerro Catedral a aprender a esquiar con sus compañeros.

La propuesta pedagógica financiada por el Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro -que está cumpliendo 20 años pese a las crisis y los avatares económicos del país- hace, además, un gran aporte a la igualdad de oportunidades: en la zona cordillerana existen muchos niños y niñas que nunca esquiaron y que no conocen el cerro que cada mañana ven desde sus barrios.

Para tener una idea: la forma más económica de llegar al Catedral es en colectivo, con un boleto de $ 60,29 el tramo; alquilar un equipo de esquí o snowboard e indumentaria cuesta $ 800 y $ 600, respectivamente, y, para utilizar el medio de elevación que lleva a la cima de la montaña hay que pagar entre $ 1500 (menor) y $ 1800 (mayor). Todos estos son precios baratos, de temporada baja.

El residente de la región tiene acceso a un pase menos costoso y para todo el invierno –con la restricción de ascenso en las vacaciones de invierno- pero sólo puede comprarse en diciembre de cada año. El costo del de la temporada actual fue de $ 7000.

Este año, Esquí Escolar incluye a un total de 1575 estudiantes de escuelas de Bariloche, Pilcaniyeu, Dina Huapi, Villa Llanquín, Corralito, Pichi Leufu y Ñirihuau. Todos son provistos de transporte, pases, esquíes y clases para que durante cuatro días puedan aprender a esquiar.

Aquel martes, a las 8.30, enfundados en ropa de abrigo e impermeable y con sus mochilas y cascos en las manos los 25 alumnos subieron al colectivo que los esperaba en la puerta de la Escuela 324. Estaban acompañados por Malén y Joaquín, sus maestros. Hacía muchísimo frío y estaba nublado pero ese clima no se reflejaba en los rostros ilusionados y ansiosos. Sentimientos similares se expresaban entre padres y madres por medio del grupo de Whatsapp.

“Es una experiencia única desde todo punto de vista: la emoción que siente un niño o niña que logra esquiar por primera vez es casi indescriptible. Pero también es hermoso ver cómo disfruta aquel que ya sabe deslizarse pero que puede subir a la montaña con todos sus compañeros de grado juntos”, expresó Victoria, parte del equipo de 30 profesores que participan del programa.

Al llegar al cerro Catedral, los chicos son divididos en grupos a los que se les asigna un instructor o instructora -los profes, como les dicen los pequeños esquiadores- y concurren a distintos locales para equiparse y aprender sobre el manejo y mantenimiento de los esquíes. A las 9, ya están dando sus primeros “pasos” en la nieve, en la zona destinada a principiantes.

La actividad continúa hasta las 12 o 13, cuando se hace una pausa para descansar y alimentarse. Cada docente transporta una mochila con las viandas y el agua del grupo. Si el clima lo permite, almuerzan en la montaña y si no, el shopping que funciona en la base del cerro les cede un espacio en su patio de comidas. Los distintos clubes locales también hacen su aporte brindando un espacio en sus sedes para que los alumnos guarden las mochilas y puedan ponerse ropa seca cuando vuelven de la montaña.

El final de la jornada es a las 15.30, cuando el colectivo lleva a los niños de regreso a la escuela. Esta vez, más calmados y cansados. Incluso, dormidos. La gran novedad del primer día del quinto grado de Los Coihues fue: “Mañana ya vamos a subir arriba del todo porque aprendimos mucho más rápido de lo que se imaginaban los profes”, contó Luca a su familia.

Una de las jornadas, mientras ascendían en la aerosilla Amancay, tres niñas dialogaron con su maestra sobre la actividad. “Queremos compartir estas palabras con todas escuelas y con los que crearon Esquí Escolar porque la verdad es que es una experiencia muy linda e inolvidable”, dijo Clara. “Me siento muy bien. Tenía ganas de aprender a esquiar y compartir con todos. Me siento mucho mejor que viniendo sola”, relató Ana. Por su parte Kaia, que ya

sabía esquiar, expresó que “fue divertido porque pude compartir con mis compañeros, enseñarles, ayudarlos a levantarse y … estuvo muy bueno”.

En las semanas previas, en el aula, los niños habían trabajado junto con docentes, directivos, instructores y padres una suerte de reglamento de Esquí Escolar con la consigna de “Cuidar de uno mismo, del otro y del medio ambiente”. Al finalizar los cuatro días de montaña la tarea pedagógica continuó pues cada alumno redactó una bitácora sobre la experiencia y el material se utilizó en distintas áreas.

Los docentes de quinto grado de la Escuela 324 coincidieron en expresar, durante la reunión de padres para la entrega de boletines, que después de Esquí Escolar el grupo cambió y tiene una mayor cohesión. “Fue gratificante. Pude ver a mis alumnos en otro rol y ellos a mí también, porque yo no sabía esquiar”, expresó Malén, que les enseña Lengua y Ciencias Sociales.

Ascender lentamente por la montaña mientras se siente el viento fresco en el rostro y los ojos que parecen no alcanzar para abarcar los paisajes que van quedando al descubierto es una experiencia transformadora para niños y grandes también.

El programa Esquí Escolar se inició en 1999, “con unas tres o cuatro escuelas y todo el esfuerzo y el entusiasmo de profesores y alumnos universitarios de Educación Física”, explicó Daniel Fischer, de la Dirección de Educación Física y Artística del área educativa de Río Negro. En 2005, la iniciativa comenzó a recibir aportes del Estado Nacional y en 2012 se hizo cargo la cartera educativa de Río Negro. “Es una política sostenida en el tiempo que requiere una inversión muy importante pero que estamos dispuestos a hacerla porque creemos que vale la pena”, afirmó Mónica Silva, ministra de Educación rionegrina cuando inauguró la edición 2019 de la actividad.

Según Fischer, “aquel docente que puede entender el entorno natural como medio aúlico tiene mucho ganado. La experiencia de Esquí Escolar transforma a los chicos y les abre el panorama”. Para muchos niños y niñas, la iniciativa les permite descubrir un espacio natural que tiene un alto costo de acceso pero que les pertenece.

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