“Los chicos no están aletargados ni pasivos, lo que sucede es que probablemente la escuela es un lugar que los aburrió. Y no hay que confundir aburrimiento con letargo. A los pibes les están pasando un montón de cosas puertas afuera. Están participando en causas que los atraviesan, las más visibles son el cambio climático y las cuestiones de género. Pero hay más temas que los apasionan y, como la escuela no les da lugar, lo hacen afuera. Lo que nos proponemos es generar esos espacios en los lugares donde pasan más tiempo, en la escuela. Confío en encontrar dinámicas, estrategias didácticas y formas para que los chicos puedan conectar aquello que los moviliza y los apasiona con el aprendizaje. Eso hacemos con los clubes TED-Ed. De esta manera los resultados serán mejores, no solo en eso que les gusta, sino en todas aquellas cosas que les tenemos que enseñar”.
Quien se apasiona contando es Ariel Hache Merpert, director de Clubes TED-Ed que encontró en las charlas una manera de llevar los intereses de los chicos a las escuelas.
#BORDER: ¿Cómo se gestó la idea de llevar las charlas TED a las escuelas?
En el año 2013 con el equipo TEDxRíodelaPlata nos empezamos a dar cuenta de que muchos docentes estaban utilizando las charlas para disparar temas en el aula. Entonces, armamos un grupo de voluntarios que crearon guías didácticas para utilizar en las aulas. Esa fue la semilla para pensar otras maneras de intervenir en el sistema educativo. Así surgieron los Clubes TED-Ed dentro de las escuelas.
#BORDER: ¿En qué consisten estos clubes que se dan de manera gratuita en escuelas públicas y privadas?
Las escuelas libremente se postulan y reciben gratuitamente la licencia para desarrollar el programa. Son 10 encuentros en los cuales los docentes reciben las guías didácticas con las reuniones planificadas y un montón de variantes que pueden utilizar. Nosotros los guiamos en todo el proceso. Los encuentros se dividen en 3 etapas. La primera es inspiracional, para que descubran qué es lo que los moviliza y apasiona. La segunda, de construcción, donde construyen una idea a partir de eso que los inspira. La tercera, de comunicación, en la que transforman ese idea en una charla tipo TED. Esa exposición se da en el evento final -10º encuentro- frente a la comunidad educativa y es filmada y subida a un canal de Youtube.
#BORDER: En tiempos donde se piensa que a los adolescentes solo les interesa jugar a la play o navegar en redes sociales, que 30.000 ya hayan participado ¿te sorprende?
No, para nada. Aunque confieso que nosotros también teníamos algunos prejuicios sobre qué es lo que les interesa a los chicos. Pero en una de las investigaciones que hicimos aparecen temáticas que los apasionan como su propia identidad, problemáticas que los definen, situaciones sociales y aparecen muy poquito temas como videojuegos o deportes. Lo que más nos llama la atención es que el 90 por ciento de los temas que los chicos proponen no están dentro de la currícula educativa.
#BORDER: ¿Qué es lo que aportan los Clubes TED-Ed a las escuelas?
Sabemos que dentro del sistema educativo no está bien planteado el aprendizaje de una habilidad tan importante como desarrollar una idea y aprender a comunicarla. Lo notamos porque todos los que pasamos por otros ámbitos después de la escuela, tanto en la universidad como en otros contextos, descubrimos que es muy difícil encontrar a alguien que pueda explicar algo de manera sintética, efectiva. Y, si no lo puede hacer es porque no logró el hábito de la conceptualización de ideas. Ese es el aporte que nosotros nos proponemos hacer al sistema educativo.
#BORDER: Algo nada sencillo…
Te diría que lo más difícil es otra cosa muy ligada a ella: desarrollar la escucha y el pensamiento crítico. Durante los encuentros tratamos de que desarrollen sus ideas y que además puedan escuchar la devolución. Para ello es fundamental el pensamiento crítico. Es imposible participar críticamente del debate público si no puedo escuchar y entender lo que me está diciendo la otra persona. Porque el pensamiento crítico no es criticar lo que el otro dice, sino y principalmente, criticar lo que pienso yo. Esa es la parte más compleja. Y para poder criticar lo que pienso necesito entender al que piensa distinto.
#BORDER: ¿Cómo son los 2500 docentes que participan de este proyecto? ¿Son externos o de cada escuela?
Los docentes que lideran esos grupo son de las instituciones, gente que tiene muchas ganas de que sus estudiantes aprendan y darles las mejores herramientas. Lo que ellos ven en los clubes TED-Ed es una oportunidad para que eso pase. Parte de lo que hacemos tiene que ver con despertar en los docentes eso que en muchos casos está como perdido, diluido en la coyuntura. Hace poco una profesora que se estaba por jubilar decidió retrasar un año su decisión con tal de poder participar del proyecto. No solo buscamos que los chicos encuentren eso que los moviliza y los apasiona, sino que también los docentes se conecten con aquello que los moviliza y apasiona de su profesión.
#BORDER: A cinco años de su creación, ¿cuáles son los logros más importantes que consiguieron?
En estos años lo más relevante que logramos es que pasamos de hacer una prueba piloto en 2015 con 8 escuelas a hoy estar en 800 de todo el país. Pasaron 30.000 chicos por estos grupos y muchos de ellos lograron conectarse con algo distinto a lo que les pasaba antes. Nos enorgullece –más allá de los números que son súper importantes- escuchar a los padres que nos dicen: “qué le hicieron a mi hijo que ahora me cuenta lo que hace en la escuela”. O, que los docentes admitan que conocieron aspectos de sus estudiantes que antes del proyecto no sabían. Finalmente, que los chicos aseguren que aprendieron también de sus compañeros. Este proyecto está funcionando tan bien que estamos construyendo equipos en las distintas provincias para que acompañen a los docentes de manera local y hasta lo estamos exportando a escuelas de otros países. ¡Imaginate que TED-Ed tiene oficinas en Nueva York!
EN PRIMERA PERSONA. Este año 3 chicos que participaron de los Clubes TED-Ed en sus escuelas fueron oradores de TEDxRíodelaPlata, en Tecnópolis. Carolina Colman (18) reflexionó sobre cómo los jóvenes se organizan frente a los temas que los interpelan; Manuel Fernández Burda (16) habló sobre el acceso a la información y el vínculo con los adultos y Yael Crupnicoff (17) reivindicó la participación política de los jóvenes y la movilización por las causas que los representan.
#BORDER charló con ellos sobre sus experiencias: “Clubes es un proyecto del que salís diferente, cuenta Carolina Colman (18), egresada del colegio Leonardo Da Vinci, de Berazategui quien agrega: En todos esos meses aprendés de vos mismo y de los otros chicos y chicas con los que compartís. Te das cuenta de que, en realidad, no hay una cosa que querés decir, sino muchas. Aprendés a escribir una charla, a sintetizar y finalmente a subirte a un escenario y hablar frente a un público”.
Por su parte, Manuel Fernández Burda (16), del colegio Carlos Pellegrini, participó del club TED-Ed a los 14, 15 y 16. “La experiencia me ayudó un montón a encontrarme a mí mismo, qué me gustaba y qué me hacía feliz. Fue también un espacio en el que mi profesora me acompañó y me persiguió por todos lados para vencer mi miedo a hablar en público y a compartir mis ideas. Pensá que la primera charla que di fue detrás del telón y este año me presenté en Tecnópolis. Fue una locura”, comparte orgulloso.
Finalmente, Yael Crupnicoff (17), de la escuela Martín Buber también comparte su experiencia con los clubes TED-Ed: “Clubes TEDed es un proyecto hermoso que me dio un montón de cosas increíbles a lo largo de estos dos años. Dar mi charla en frente de mis compañerxs fue muy divertido y presentarme en Tecnópolis fue lo más increíble que hice en mi vida. Como adolescente me sentí muy poderosa al poder darles mi mensaje. Lo disfruté muchísimo”.