Nos recibe en la oficina que tiene en la Escuela Del Sol, el colegio que creó junto a su marido, Francis Loring Sweet un educador norteamericano que murió en 2001. “Hoy este lugar es muy parecido a aquello que soñamos juntos: un espacio para crecer y pensar. Un sitio donde no sólo se transmiten contenidos sino, y fundamentalmente, un espacio donde se enseña a ser buenas personas. ¿Y qué es ser una buena persona? Aquel que está bien consigo mismo y por tanto está bien con los demás”, nos explica con tranquilidad y una gran sonrisa ella, que llegó a las 7,30 y seguramente se quedará hasta casi las 5 de la tarde.
Es que Mariana no sólo sigue siendo representante legal del establecimiento que cuenta con casi 400 alumnos sino que también se ocupa de la Fundación Biro, que creó como homenaje a su padre, Ladislao José Biró, que inventó, entre otras cosas, el bolígrafo. Además, viaja permanentemente a su Hungría natal porque también se encarga de estrechar los lazos entre el país donde nació y al que sus padres la trajeron cuando tenía apenas 9 años, la Argentina. “Cuando llegué mi madre me anotó en una escuela bilingüe y yo sabía que hasta las 12 me hablaban en castellano y después en inglés, pero no entendía nada de nada. En seis meses aprendí ambos idiomas”, cuenta con picardía a la vez que escucha los gritos de los chicos que acaban de salir al recreo. “La materia más difícil en la escuela es el recreo porque ahí el chico tiene que ser como es, no hay alguien que le diga sacá el cuaderno, trabajá con el de al lado. En ese momento debe saber compartir, jugar, ganar y perder. Tiene que ser él y eso es muy difícil”, agrega.
– Mariana, hablar con vos no es como hacerlo con otras personas de tu edad que aseguran que todo tiempo pasado fue mejor, a vos el presente te gusta, ¿no es así?
– ¡Absolutamente! Y además creo que el futuro es maravilloso y va a ser tan maravilloso como la gente lo pueda hacer. A mi edad uno tiene que ser consciente de su “no” futuro, pero siempre con una actitud de aprovechar el presente. No sé cuántos años más voy a vivir, pero no pierdo la capacidad de asombro, me sigue maravillando la humanidad.
– ¿Qué pensás que tiene que tener una escuela hoy para educar para el futuro?
– Es fundamental hacerlos pensar, porque todo lo que les podamos enseñar a los chicos hoy en 6 años no les servirá para nada. Si les será fundamental saber pensar, no dejarse presionar, saber hacer una crítica constructiva, poder actuar de distintas formas. Hoy se confunde información con conocimiento. Creen que porque aprietan un botón y sale la información tienen el conocimiento y no es así.
– ¿La tecnología los lleva por el mal camino?
– No, para nada, la tecnología, que hace que todo sea rápido, es muy buena, pero es un instrumento, no reemplaza lo esencial, ayuda. Lo que antes llevaba mucho más tiempo hoy es instantáneo, lo que hay que cuidar es que los valores no se vuelvan efímeros. El ser humano, nace, se desarrolla, vive y muere. Eso no es de un día para el otro. Los sentimientos tampoco, tienen que durar durante toda la vida.
– ¿Por qué decís que la inventiva y la educación son inseparables?
– Porque en estos tiempos tan tecnológicos donde diariamente aparecen cosas nuevas es esencial explicarles a los chicos que inventos no son solamente las cosas espectaculares que salen por televisión. Un invento es algo tan sencillo como la solución a un problema, una mesa es tan invento como lo es la computadora. Una cosa es decir “esto es un papel” y otra preguntar “¿vos que harías en vez de usar un papel?” Es importante hacer esa pregunta, porque esto por ahora es así, pero podría ser de otra manera. Invitarlos a probar y a pensar es fundamental justamente en tiempos de tanto cambio. Nosotros no preguntamos cuánto es dos más dos, preguntamos “¿qué es cuatro?”.
FAN DE LOS LIBROS, LAS SERIES Y LOS VIAJES. Mariana se casó muy joven y a los 10 años se separó. “Me moví siempre en un ambiente internacional y ahí no era excepcional que la gente se divorciara”. Luego conoció al que fue el compañero de su vida y con él vivió 40 años. “Mi marido tenía 3 hijos de un matrimonio anterior y juntos tuvimos dos. De los 5, cuatro están vivos, pero se establecieron en distintas partes del mundo, no obstante nos vemos seguido. Desde que se fueron, hace ya 18 años, mi último viaje a Miami fue el número 40. Y para la inauguración de la muestra en honor a mi padre que se hizo el 29/10, Día del inventor, llegaron de sorpresa mi hija y mi yerno”. Mariana habla de “La Birome – Colección de Hans Georg Schriever-Abeln”, la muestra que hasta fin de mes se podrá ver en el CCK y que da cuenta de la vida de Ladislao Biró y sus aventuras en la construcción del bolígrafo más una fantástica colección de miles de biromes.
– Mariana, ¿cuál es tu secreto para mantenerte tan activa?
– No lo sé, tuve padres muy vitales, quizá lo heredé de ellos. También es cierto que tengo una muy buena constitución biológica y mi salud es excelente. Por último creo que trabajar con chicos motiva un montón porque uno está en contacto directo con el futuro y eso es interesantísimo.
– ¿Y cómo hacés para no desanimarte mirando las noticias?
– Bueno, también me enojo, hay cosas que me gustaría que cambien y otras directamente apago las noticias. No quiero saber nada más con Trump, ni con las picardías de Boris Johnson, pero también es cierto que hay situación y hechos que yo ya los vi y ya no le tengo tanta paciencia a los temas políticos. Me entusiasman más las novedades científicas. Para distraerme leo mucho, voy a muestras, recomiendo la de Le Parc en el CCK, y hasta miro series: soy fan del Comisario Montalbano. Siempre digo: la vida hay que vivirla por la vida misma y también hay que merecerla.
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