Es como andar en bicicleta. Al principio se necesitan rueditas hasta que se aprende el mecanismo y fluye el pedaleo. En este caso, la Lectura Fácil serían las rueditas: se trata de un método que adapta todo tipo de textos para lograr una lectura y comprensión más sencilla de su contenido. Esto beneficia a un gran número de personas que tienen dificultades lectoras permanentes o transitorias, como personas con trastorno del espectro autista, afasia, dislexia, discapacidad intelectual e incluso, inmigrantes que están aprendiendo el castellano.
La Lectura Fácil es una herramienta de apoyo a la lectura. No reduce los contenidos sino que los hace más amigables en cuanto a la redacción de los textos, ilustraciones y formatos. La redacción tiene más puntos aparte; menos signos; la formulación gramatical es simple, sujeto verbo y predicado; las palabras son más sencillas y cotidianas y no se utilizan sinónimos porque la prioridad es la comprensión lectora. También se modifica el diseño para evitar la polución visual y se incluyen imágenes de apoyo para mejorar la accesibilidad cognitiva. Un último factor es la validación: el testeo de este material, antes que sea divulgado, es realizado por los propios beneficiarios, personas con discapacidad intelectual, no solo para garantizar la eficacia de esta adaptación sino también porque constituye una fuente de trabajo genuino y responde al principio “nada para nosotros sin nosotros”.
La lectura fácil es un derecho reconocido por el artículo 9 de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad que tiene jerarquía constitucional en nuestro país.
Se guía por protocolos establecidos por la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios (IFLA) y también por directrices de Inclusion Europe, que agrupa a más de 100 organizaciones de todo el mundo.
El martes 5 se presentó el libro «Cuentos de la selva» de Horacio Quiroga, en su versión de Lectura Fácil, realizada por la Fundación Visibilia. Fue en el marco de la Biblioteca del Congreso, que es actualmente la sede regional de IFLA.
El libro «Cuentos de la Selva» se puede descargar del sitio de la fundación de forma gratuita. Este material se autofinancia y Visibilia ha donado los libros impresos a bibliotecas, como se hizo con la biblioteca móvil del Senado, el Bibliomóvil, que es un micro de dos pisos que recorre todo el país.
Cualquier persona que lo quiera descargar también puede hacer una donación que se destina a reeditar los libros. Los donantes tienen derecho a retirar un libro físico. «Esto es tan novedoso y tan difícil. Generar la inclusión a través de la lectura es tan a paso de hormiga que pensamos que los libros tienen que estar a disposición de forma gratuita para que en los lugares donde apenas llega internet, también los puedan tener», explicó a #BORDER Paola Jelonche, presidenta de la Fundación Visibilia.
#BORDER: ¿Qué es Visibilia?
Paola Jelonche: Es una palabra en latín que significa “ver más allá”, es decir, tener una visión más allá. Y eso es lo que nosotros planteamos con el modelo social de la discapacidad y tener, como se dice, una sociedad nueva. Una sociedad nueva en la que todos tengamos un lugar pero no por piedad sino donde todos tengamos un lugar porque cada persona tiene algo para ofrecer y algo para contribuir. Pero para eso todos tienen que tener las mismas oportunidades de poder ofrecerlo y la misma oportunidad de conformar equipos diversos. Cuanto más diversos son los equipos, más enriquecedores. En nuestro trabajo, el ejemplo está a la vista. El equipo que nosotros tenemos es realmente interdisciplinario y, además, incorpora a personas con distintas visiones y formas de pensar. Ni siquiera digo personas con discapacidad porque son personas con discapacidad intelectual algunas de ellas. Pero, en realidad, lo que nos interesa a nosotros es que son personas con otras formas de pensar y de ver. Eso te permite tener una amplitud muy grande.
#BORDER: Acaba de ocurrir la presentación de “Cuentos de la selva” en su versión en Lectura Fácil.
Jelonche: Hicimos “Cuentos de la selva” pensando en trabajar con un libro que es de altísimo uso en las escuelas argentinas, tanto en los últimos niveles de primaria como en los primeros años de la secundaria. Se hace tanto esfuerzo con la educación inclusiva, pero nosotros decimos que la educación sin los materiales de apoyo no es completa más allá del esfuerzo de los docentes.
La idea es que un alumno pueda tener el material y que quienes puedan leer el original de “Cuentos de la selva”, lo lean, y que aquellos que tengan dificultades de aprendizaje o dificultades lectoras, también puedan hacerlo. Se trata de que no se lo cuenten, de que lo puedan leer porque el ejercicio intelectual de leer entrena el cerebro y entrena tu forma de pensar. Se trata de enseñar a pensar.
#BORDER: ¿Cómo fue el proceso de adaptación?
Jelonche: En la parte de redacción trabajaron dos personas. Son dos profesoras, una especialista en lingüística. La validación fue realizada por cuatro personas con discapacidad intelectual. Con discapacidades diferentes porque lo que importa en los grupos de validación es que haya dificultades diferentes para que sea más enriquecedor porque algunos entienden y otros no.
Si bien el proceso de Lectura Fácil no lo requiere, nosotros decidimos luego ir más allá y que los ilustradores también fueran personas con discapacidad intelectual. En este caso decidimos que éste fuera un proyecto lo más inclusivo posible y que brindara trabajo remunerado a la mayor cantidad de personas con discapacidad intelectual posibles. Trabajaron cuatro ilustradores jóvenes argentinos súper talentosos, dos con síndrome de Down y dos con autismo. Uno de ellos terminó ilustrando la tapa. @GaloColor está en Facebook. Tiene 15 años y es un pintor increíble.
#BORDER: Se complementa el trabajo de Lectura Fácil con la creación de trabajo…
Jelonche: Trabajos genuinos. No te doy un trabajo de favor. Te doy trabajo porque lo podés hacer, porque sos bueno en lo que hacés y porque lo que hacés vale y otro no lo puede hacer en tu lugar. Eso tiene un valor empresarial. Cuando uno tiene una especialidad cobra más que el que no la tiene y eso debería aplicarse siempre.
Por eso decía al principio que pensamos en una sociedad nueva. Pensamos desde ahí el modelo social de la discapacidad.
#BORDER: ¿De qué manera una familia con un chico con discapacidad puede acercarse a estas herramientas?
Jelonche: Ante todo una familia tiene que saber que tienen derecho a que el material de estudio y de las tareas se entienda. Y todos podemos aprender a escribir más fácil. Para adaptar con la metodología de Lectura Fácil, tenés que tener alguna formación personal. En mi caso soy abogada y hablo seis idiomas, por lo tanto tengo conocimiento del lenguaje. Yo no llegué a ser adaptadora por mis conocimientos en abogacía sino por mis conocimientos idiomáticos. De hecho, hice muchos trabajos de traducción privada.
Pero, de todas maneras, lo que estamos haciendo es generar charlas y talleres de sensibilización de este tema. Por ejemplo, viajamos a Villa General Belgrano en la provincia de Buenos Aires para mostrar cómo hacer más sencillo el lenguaje de determinados textos de manuales escolares. También tratamos de mostrar cómo ayudar a las mamás y a los papás a hacer más fácil las consignas de las tareas para ayudar a sus hijos en casa. En sí, esto no es Lectura Fácil, para lo cual necesitás una formación. Pero sí es Lenguaje Claro y una concientización sobre el Lenguaje Claro. Eso lo hacemos y vienen los chicos también a validar los ejercicios de los talleres. También son ellos, en primera persona, quienes dan la charla sobre qué es la accesibilidad cognitiva.
Lo importante es eso, sensibilizarse y animarse a escribir más sencillo, porque la buena práctica en Lectura Fácil requiere formación. Pero eso no impide que el lenguaje sencillo se empiece a instalar con cuestiones básicas. Ejemplos: usar sujeto, verbo y predicado y punto aparte. O usar siempre las mismas palabras y no sinónimos. ¿Por qué? Porque no se trata en esta instancia de ampliar el vocabulario sino de que entienda. Si después querés enseñar una palabra nueva específica, podés ponerla y explicarla con glosas a la derecha de la palabra en el mismo renglón. Entonces, el chico entiende. Es como usar el diccionario en la misma hoja. Poner un sinónimo cuando el objetivo no es que el chico lo incorpore, lo volviste loco porque se perdió en la lectura, se quedó preocupado por el significado y la fonación pero no en la comprensión.
El año que viene, también de forma gratuita, vamos a dictar un curso en la Ciudad de Buenos Aires y estamos empezando a organizar el curso online.
#BORDER: ¿Qué significa la lectura cuando hablamos de inclusión?
Jelonche: La lectura es una forma de rescatar las bibliotecas populares como espacios. Salir a la leer en la biblioteca no es lo mismo que quedarte encerrado en tu casa. Las personas con discapacidad, y especialmente las personas con discapacidad intelectual, todavía tienen el estigma de quedarse en la habitación del fondo. Salir a leer es igual que salir al cine. Fomentar los clubes de lectura genera esos espacios.
Al mismo tiempo, la parte de inclusión tiene que ver con otra idea de la Democracia Lectora. Por ejemplo, poder leer por vos mismo las leyes te ayuda a empoderarte y a saber cómo hacer valer tus derechos. Cuando uno habla de aprender a leer, habla de aprender a reflexionar por uno mismo. Eso no te lo da que alguien te cuente las cosas.
De hecho, las neurociencias lo saben mucho mejor, cuando se hacen pruebas de rendimiento cerebral se ve que las personas analfabetas tienen menos conexiones cerebrales que las personas lectoras. Y por eso leer es crecer, y es un derecho.
Informe: Giselle Leclercq