Durante la madrugada aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza el cuarto vuelo que transportó a argentinos deportados desde Estados Unidos en lo que va del año. El arribo se produjo tras una escala en Guayaquil, Ecuador, y el vuelo fue operado por un Airbus A320-214 de la empresa GlobalX, contratada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense.
Este nuevo operativo se enmarca en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias impulsadas por la administración de Donald Trump, que ha incrementado las restricciones para quienes no cuentan con la documentación en regla. Como resultado, la cantidad de argentinos deportados ha crecido de forma sostenida en los últimos meses.
Según fuentes oficiales, siete ciudadanos argentinos fueron expulsados en este cuarto vuelo. Algunos de ellos habían residido en Estados Unidos durante más de 25 años, lo que evidencia el impacto profundo que estas medidas tienen en la vida de los afectados.
La mayoría de los deportados se encontraba en situación irregular o había incumplido las normas de estadía vigentes. Esta medida no solo afecta a argentinos, sino también a ciudadanos de otros países de la región, aunque el incremento en deportaciones de compatriotas es especialmente notable.
La llegada de cada vuelo provoca preocupación y angustia entre los familiares que aguardan en el aeropuerto, ya que muchos deportados dejaron atrás proyectos de vida, trabajos y estudios en Estados Unidos. Ahora enfrentan la difícil tarea de reiniciar su vida desde cero en Argentina.
Ante esta situación, las autoridades nacionales han implementado protocolos de asistencia para apoyar a quienes regresan en estas circunstancias, aunque la incertidumbre respecto a su futuro sigue siendo una constante para los recién llegados.
