El gobierno argentino dio otra muestra de su fuerte alineamiento geopolítico con la gestión de Donald Trump y votó en la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor del embargo estadounidense sobre Cuba. Así, la gestión libertaria interrumpió la postura diplomática de tres décadas consecutivas votando contra esa medida como gesto por el apoyo de La Habana a la causa Malvinas.
165 países se pronunciaron por el levantamiento de las sanciones contra la isla caribeña, 7 lo hicieron en contra (Estados Unidos, Israel, Ucrania, Paraguay, Hungría, República Checa y Argentina), mientras que otros 12 se abstuvieron. La resolución fue aprobada por una abrumadora mayoría, como en todas las ocasiones anteriores desde 1992, pero la misma no tiene carácter vinculante.
En su primera medida importante desde que ayer sumió como canciller, Pablo Quirno dispuso acompañar el voto de Washington, en línea con la política exterior de alianza con Estados Unidos, que se profundizó luego del auxilio financiero que recibió Argentina, a través de un swap de 20 mil millones, que se negoció con la gestión republicana.
La votación sobre Cuba había generado en 2024, en el primer año del gobierno de Milei, un conflicto interno en la Cancillería que derivó en el desplazamiento de su entonces titular Diana Mondino, quien había seguido la postura histórica argentina, pero que en las filas libertarias desató un enojo porque implicaba quedar en el bando contrario al de los Estados Unidos e Israel, los dos principales aliados internacionales que eligió el Presidente.
El embargo contra Cuba se encuentra vigente desde 1960, limitando las relaciones comerciales y financieras entre La Habana y las empresas estadounidenses. Pese a los reclamos de cada año de la ONU, Washington mantiene su vigencia como instrumento de presión sobre el régimen castrista, hoy liderado por el presidente Miguel Díaz-Canel, al que Estados Unidos considera como una dictadura.




