La población de Georgia se moviliza en las calles desde las primeras horas de este miércoles tras los intentos del actual gobierno de aprobar un polémico proyecto de ley que hace peligrar el acercamiento a la Unión Europea de los últimos años. Las fuerzas de seguridad detuvieron a unas 60 personas.
Las protestas tienen un sentido pro europeo, que se oponen a un controvertido proyecto de ley sobre la “influencia extranjera” que, según reclaman, da mayor poder al control ruso en el territorio georgiano. Es que, ideológicamente, el país del Cáucaso está cerca de la posición europea, a pesar de ser limítrofe con la nación que conduce Vladimir Putin.
El partido en el poder, Sueño Georgiano, intentó aprobar esta legislación a inicios de 2023, pero no lo logró debido a las masivas protestas. En este último mes sucedió algo similar, elevando la tensión social.
A su vez, los críticos aseguran que este proyecto se inspira en la ley rusa de “agentes extranjeros”, usada para silenciar la disidencia.
El ministerio del Interior de Georgia afirmó que la policía utilizó la violencia de forma “legítima” para contener una protesta que se había vuelto “violenta” e informó que un total de 63 personas fueron detenidas. En este contexto, un periodista de la AFP reportó que los efectivos policiales antidisturbios utilizaron gas lacrimógeno y balas de goma contra los manifestantes.
Por otro lado, se informó que el diputado opositor, Levan Khabeishvili, fue golpeado con mucha violencia y requirió asistencia médica. Este también es presidente del Movimiento Nacional Unido, el principal partido de oposición del ex presidente Míjeil Saakashvili, actualmente encarcelado.
Esta ley fue calificada por la Unión Europea (UE) como incompatible con las aspiraciones del país de integrar el bloque. El representante de la UE para las Relaciones Exteriores, Josep Borrell, condenó la represión.
A través de su cuenta de X expresó: “Georgia es un país candidato a la UE y hago un llamado a las autoridades a que garanticen el derecho de reunión pacífica”.