Tras reunirse con su par ucraniano, Volodímir Zelenski en Mar-a-Lago, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo que la sociedad ucraniana "quiere terminar la guerra" y que el proceso negociador ya ingresó en una fase clara.
El líder estadounidense coincidió con la postura del presidente ruso, Vladímir Putin, contraria a un alto el fuego transitorio, al considerar que ese esquema podría derivar en una reanudación de las hostilidades. Al respecto, Trump planteó la necesidad de construir una solución estructural que evite ciclos de violencia.
Sobre la posibilidad de que el conflicto ucraniano termine en breve, sostuvo: "Si sale muy bien, quizás unas semanas, y si va mal, más tiempo, y si sale muy mal, no se resolverá. Sería una pena. También existe esa posibilidad".
Trump afirmó además que Europa asumirá una "gran parte" de las garantías de seguridad para Ucrania, lo que sugiere un corrimiento de Estados Unidos hacia un rol de facilitador político y ya no más de garante directo.
En paralelo, el mandatario confirmó una conversación telefónica "productiva" con Putin, validada por el Kremlin y por el enviado especial ruso Kiril Dmítriev, quien subrayó la continuidad del diálogo de alto nivel. Este canal directo refuerza la hipótesis de un entendimiento bilateral previo para ir luego a cualquier acuerdo tripartito con Kiev.
Por su parte, Zelenski celebró "grandes logros" tras la reunión bilateral con Trump y dijo a los periodistas en Florida que las garantías de seguridad de Estados Unidos para el país, un punto clave antes de que se pueda finalizar un acuerdo de paz, han sido "acordadas al 100%" y un plan económico para revitalizar la economía ucraniana está "casi finalizado".
El intercambio de borradores entre Estados Unidos y Ucrania, así como la presentación de una propuesta de 20 puntos por parte de Zelenski, expuso las diferencias aún existentes. Desde Moscú advirtieron que ese documento se aleja de lo negociado entre las potencias.
