El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en Pensilvania una nueva medida comercial que podría tener un fuerte impacto en las exportaciones argentinas. Desde la próxima semana, su gobierno duplicará los aranceles a las importaciones de acero, que pasarán del 25% al 50%, en un intento por proteger a la industria siderúrgica local.
“Vamos a proteger la industria del acero como nunca antes”, sostuvo Trump durante un acto en la planta Irvin Works de U.S. Steel Corporation, uno de los bastiones industriales del estado clave de Pensilvania.
El mandatario, en plena campaña hacia las elecciones de medio término, volvió a instalar el eje de la defensa del empleo manufacturero como pilar de su política económica.
Aunque el mensaje estuvo dirigido a adversarios tradicionales como China, los efectos colaterales se harán sentir en países aliados como la Argentina, que tiene a Estados Unidos como uno de sus principales mercados para el acero y el aluminio.
La medida representa una amenaza directa para las exportaciones industriales nacionales, en particular de aceros especiales y productos intermedios que abastecen a sectores estratégicos estadounidenses como el automotriz y el de maquinaria.
De acuerdo al INDEC, en 2024 la balanza comercial con Estados Unidos arrojó un superávit de US$228 millones para la Argentina, un escenario que podría modificarse drásticamente si se consolidan estas nuevas barreras comerciales.
En este contexto, la Cámara Argentina del Acero volvió a encender las alarmas. Tras el anuncio, el sector instó al Gobierno de Javier Milei a iniciar gestiones diplomáticas formales con Washington para intentar frenar el impacto de la suba arancelaria.
La entidad argumenta que la Argentina representa solo el 0,20% de la producción global de acero y que siempre cumplió con los volúmenes exportables pactados con Estados Unidos.
En ese sentido, propuso una estrategia conjunta frente a la sobreoferta china, pero “basada en el diálogo y no en medidas unilaterales que dañan las alianzas estratégicas”. La nueva política de Trump se inscribe en una ofensiva más amplia que ya incluyó subas arancelarias del 25% a productos como aluminio y automóviles.
