Tuqui atiende el kiosquito del Papa

Por: Tuqui

En su habitual columna de humor corrosivo, nuestro compañero ahonda en las “teorías” de la religión. Sugiere Photoshop canonizante para visitantes ilustres y nos cuenta sobre las monedas que se encontraron en la caja vaticana. Una columna inclemente, pero clerical y no apta para corderos.

 

Hay opositores que no lo son de este gobierno, o del anterior, o de cualquiera otro: se oponen a un sistema que no ha producido, desde el retorno del sufragio, un solo gobernante que lograra el bienestar general. Algo similar ocurre con las organizaciones para el regodeo metafísico: el problema no es con la iglesia de Roma, sino con todas las religiones.

Pero aquí es determinante que la Constitución Nacional, ya en el segundo artículo, nos obligue a solventar esa teoría particular, aunque no otras. Antes de encender las antorchas de la Inquisición, indignado por el vocablo «teoría», pruébeme usted que Odín no creó el Universo, o que no es Alá el que observa impasible las actividades de ISIS. O —mire qué simple— que es un milagro que un niño moribundo sane, mientras que tener un accidente después de cruzarse con un gato negro es pura casualidad.

Veamos lo que ocurre con los bebés: nacen libres e impolutos, es verdad. Pero a poco del evento inicial la mayoría de ellos cargarán con 3 semillas de fanatismo: política, fútbol y religión.

Del lastre ideológico es del que se zafa con menor dificultad, leyendo y escuchando otras opiniones.

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futbolEl desinterés total por el fútbol puede sobrevenir en algunos casos, especialmente considerando el remedo deportivo que el negocio ha entronizado en el ámbito local. Sin embargo, el cambio de equipo es más infrecuente: muy rara vez alguien deja de ser de Racing, por ejemplo, para ser de Boca.

Con la religión ocurre al revés que con el deporte: el fanático religioso —todo creyente lo es, al menos en el sentido de que la fe es creer sin evidencias y aun contra las evidencias— puede convertirse a otra hipótesis, pero no abandonará su vocación de someterse ciegamente a meras suposiciones (sin antorchas dije, todas las opiniones son atendibles), basándose sólo en palabras de los mayores o en libros contradictorios, llenos de misoginia y homofobia, como la Biblia y el Corán, escritos hace más de 1.000 años. Y 1.000 años es lo que se atrasó la ciencia gracias a la religión.

spidermanNo hay razón valedera para que los millones que no creen en el dios cristiano, y aun en ninguna clase de superhéroe transparente, deban mantener con sus impuestos a la Iglesia. La relación declamada con «dios» es tan íntima y personal como las preferencias sexuales, y nadie sale a la calle enarbolando un consolador y reclutando adeptos. Es absurdo tolerar el proselitismo y la manutención de los obispos, del mismo modo que si erijo un templo de adoración al Hombre Araña nadie tiene por qué contribuir a mi codicia con parte de su patrimonio. Ninguna religión te sale gratis.

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Hay aún otro problema con el catolicismo: sus representantes son continuamente denunciados por abusos a menores, mientras la institución mira para otro lado (casi siempre para arriba, hablando al aire y pidiendo la iluminación sin suba de tarifas) y en líneas generales no ha hecho más que trasladar a los pedófilos a otro coto de caza.

Papa okMás allá de la contradicción entre el dios que se declama (todopoderoso, todoamoroso) y el que se venera (la mayor causa de asesinatos masivos a lo largo de la historia, fuera de las grandes guerras) asistimos a lo que ya, más que una postura críptica frente a la realidad, parece una tomadura de pelo para la humanidad toda. El jefe de la versión modernizada de la secta gnóstica de los cristianos (de nuevo: antorcha contraindicada, así se denominaba originalmente a los nazarenos) predica la humildad, pero se muestra ataviado con largos vestidos blancos, repartiendo bendiciones a diestra y siniestra (sobre todo siniestra, en el sentido más amplio del término) y autoproclamándose representante de dios. Mientras víctimas de la violencia en todas sus formas caen de a miles, el Papa pide que recen por él. Prodiga su latín mágico a ladrones y asesinos con una beatífica sonrisa, recibe con beneplácito a quienes lo trataron de cómplice de la dictadura —tal vez olvida que hay algo inherente al individuo y se llama dignidad—, pero ni por joda visita el país que lo vio nacer.

Sorprende que ningún artista del Vaticano haya aprovechado el Photoshop para manipular las fotos de Moreno, el Caballo Suárez, Capitanich, Milagro Sala, Ottavis, en fin, toda la runfla de su querido populismo incluyendo a la propia Cristina, para agregarles un plato hondo detrás de la cabeza y canonizarlarlos.

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kirchnerismo y el papa

George Pell, «il capo» de las finanzas vaticanas, fue el encargado de explicar cómo se encontraron «inesperadamente» cientos de millones de euros en 2014 (a no ser malpensados, no hay pruebas para afirmar que el IOR —Instituto per le Opere di Religione, la cueva financiera romana— lava dinero de la corrupción de la Patria Grande). El mismo Pell, reclamado en Australia por varios delitos (adivine de qué clase), permaneció refugiado en el Vaticano aduciendo problemas de salud hasta que una acusación directa de pedofilia impidió que el sacro manto protector siguiera cubriéndolo.

Al hacerse cargo del papado, Bergoglio supo que se escondía en su territorio al cardenal Law, personaje central del escándalo de abusos a niños pobres por parte de sacerdotes en Boston, reflejado en la película Spotlight. Lo que hizo al respecto el Papa es sorprendente: nada.

Papa y MaduroVan más de 120 muertos en Venezuela, y Francisco, nacido Jorge y ungido Papa, sólo se expresa con mensajes vacíos de contenido y sobre todo carentes de condena a un régimen que abolió la democracia.

Mientras  tanto usted, yo, todos los que vivimos en este país, seguimos manteniéndole el kiosquito.

Tuqui.

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