Caso Nisman: las sospechas contra sus custodios, imputados y llamados a indagatoria

Por: Karina Poritzker @karipori1

El fiscal Taiano sostiene que los policías de la Federal asignados para la custodia incumplieron el protocolo oficial y la lógica más elemental. El testimonio clave de la secretaria de Nisman que pidió que llamaran a Prefectura y se negaron. Las horas clave de inacción, la desprotección en una fecha crucial y las excusas por los malos modos del fiscal asesinado.

 

«Totalmente desprotegido». Así estuvo el fallecido fiscal Alberto Nisman el fin de semana del 17 y 18 de enero de 2015. Y así eligió el fiscal federal Eduardo Taiano sintetizar el cuadro de desidia -o abandono premeditado según se interprete- por el que acusó de incumplimiento de deberes a los cuatro ex custodios del investigador del atentado a la AMIA.

 

Los entonces policías de la Federal recibieron casi tanto espacio en el dictamen fiscal de acusación como el usado para justificar por qué Diego Lagomarsino fue imputado como partícipe primario del que tanto Taiano como el juez federal Julián Ercolini consideran ya que fue un homicidio.

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Nisman tenía diez custodios divididos en dos grupos, A y B. Cuatro trabajaban ese fatídico fin de semana. Los policías federales Rubén Benítez, su custodio más antiguo y Néstor Durán eran el A y mutaron de testigos a imputados: serán relevados del juramento de verdad que dieron al hablar por primera vez la semana próxima. Ambos debían cuidar a Nisman el sábado 17.

Quienes estaban a cargo de esa tarea el domingo 18, los B eran Luis Miño y Armando Niz. Están en la causa con una falta de mérito y por ende ampliarán sus indagatorias en Comodoro Py.

Los cuatro dieron su versión cuando la investigación estaba en otra sede, el Palacio de Justicia, y a cargo de la jueza Fabiana Palmaghini y la fiscal Viviana Fein.

custodios nisman

Ahora se sentarán por primera vez ante un juez y un fiscal del fuero federal que están convencidos de que a Nisman lo asesinaron de un balazo en la cabeza en su departamento de las torres Le Parc entre la noche del sábado 17 y la madrugada del domingo 18. En un lapso temporal en el cual los custodios debían estar y no estaban. Entre esos momentos, cuando Diego Lagomarsino llevó el arma que mataría a Nisman: los custodios abandonaron Le Parc entonces para llevarle un sobre a un periodista.

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Diego Lagomarsino, en la mira por el crimen de Nisman.

Y sobre todo, en un fin de semana que «no era un fin de semana más en la vida del Dr. Nisman«, según ironizó Taiano en el dictamen a cuyo contenido textual accedió #BORDER.

El equipo que investiga la muerte de Nisman desde el pase de la causa al fuero federal reconstruyó lo hecho por los cuatro custodios en base a filmaciones de seguridad de Le Parc y la zona donde se movían, dichos de testigos y sus comunicaciones telefónicas, entre ellos y con el fiscal.

“Por más esfuerzo que se hiciera para lograr entender el accionar de la custodia, no se encuentra explicación alguna, dice el dictamen. En el fin de semana más crucial para Nisman, la tarde del sábado 17 estuvo cinco horas sin custodia y luego, pasadas las 20, lo dejaron sólo hasta el día siguiente “casi a las once de la mañana”, cuando llegaron Niz y Miño y no obtuvieron respuesta a sus llamados.

“Es decir que, en el fin de semana de mayor exposición pública del Dr. Nisman, y teniendo en cuenta la gravedad de los hechos que había denunciado durante esa semana, la custodia -que ya había abandonado su posición durante la tarde del sábado- volvió a dejarlo solo, pero esta vez durante toda la noche, por el lapso de quince horas aproximadamente”, acusó Taiano.

Que no era un fin de semana común para Nisman debían saberlo sus custodios y los jefes de sus custodios. “No hace falta ser un experto en materia de seguridad de magistrados como para advertir que se debieron haber extremado los cuidados sobre la persona de Natalio Alberto Nisman. Sin embargo, por más extraño que parezca, ocurrió todo lo contrario.

Más allá de exponer posibles vínculos con servicios de inteligencia, cruces telefónicos inusuales antes y después del hallazgo del cuerpo y otras sospechas sobre el accionar de las fuerzas de seguridad que lo custodiaban, Taiano encontró elementos para basar su acusación en lo más obvio: no cumplieron ni con el más mínimo detalle de un protocolo que rige el accionar de los custodios de la  Federal. «Difícil hubiera sido que pudieran cuidarlo, si ni siquiera estaban físicamente con él«, consideró.

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El sábado 17, Nisman estuvo sin custodia al menos cinco horas. «Toda la mañana y la mayor parte de la tarde de ese día, estuvo expuesto a diversas situaciones de riesgo, sin que estuviesen sus custodios para prevenirlas o socorrerlo».  Ese día, Benítez y Durán llegaron a Le Parc al mediodía, se quedaron media hora y regresaron a las 19.34.

Como anticipándose a lo que seguro será un descargo con recuerdos a los supuestos malos modos que tenía Nisman para tratar a sus custodios, Taiano interpretó en base al protocolo que en el hipotético caso de que el Dr. Nisman les hubiera ordenado la realización de otras tareas, ellos en cumplimiento de su deber debieron haberse negado o, cuanto menos, dejar constancia de la situación y dar aviso a sus superiores a fin de recibir instrucciones”.

Pero nada de esto ocurrió, y ese día se retiraron de la custodia cerca de las nueve de la noche, dejando totalmente desprotegido al fiscal Natalio Alberto Nisman, violando de este modo el principio básico en materia de protección de funcionarios, que es nunca abandonarlo.

El análisis pasó luego al domingo 18, cuando tocaba trabajar a sus custodios Niz y Miño: “No sólo abandonaron el lugar en al menos dos oportunidades, sino que ante la falta de contacto con su custodiado, recién dieron cuenta a sus superiores de lo que estaba ocurriendo luego de transcurridas más de doce horas”.

Los policías “desconocían, por ejemplo, si el Dr. Nisman necesitaba socorro, pero pese a ello decidieron no actuar, manteniendo una posición de completa inacción”.

Las cortinas del departamento estaban cerradas, el diario en la puerta sin levantar y la camioneta del fiscal seguía estacionada en la cochera ya entrado el domingo.

Todo ello, a un día de su ida al Congreso, “evidenciaba un escenario inusual” pero los custodios “aguardaron un período de tiempo intolerable e inaceptable” y “abandonaron el lugar en dos oportunidades”.

El fiscal Taiano toma el testimonio de Soledad Castro, secretaria de Nisman, quien fue la primera en recordarles el protocolo a los custodios: “Castro mantuvo una conversación telefónica con Miño y le preguntó cuáles eran los protocolos de actuación de custodia para un caso como el que estaban viviendo, ante lo que el nombrado Miño le indicó que podían estar frente una falsa alarma, que ya había ocurrido otras veces y que sabían cómo manejarse con el Dr. Nisman. Le manifestó que debían moverse en forma discreta, sin llamar la atención de la vigilancia del complejo ni la de prefectura ya que el Dr. Nisman se podía enojar si había un escándalo un día antes de su presentación ante el Congreso de la Nación”. La secretaria insistió, sin éxito:“Ante este panorama, Castro le sugirió la intervención de la Prefectura Naval Argentina, pero Miño se negó.

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A partir de la página 215 de su dictamen, Taiano analizó el Protocolo de Actuación N° 7 para la Custodia de Funcionarios y Dignatarios, aprobado el 15 de febrero de 2012 por la Jefatura de la Policía Federal Argentina. Y concluyó que los cuatro acusados “en su condición de funcionarios públicos asignados por la División Seguridad y Custodia del Ministerio Público Fiscal y de la Defensa de la Nación de la Policía Federal Argentina a la custodia personal y de traslado del por entonces fiscal general Natalio Alberto Nisman, incumplieron los deberes funcionales que tenían a su cargo, al no proteger a su custodiado en forma debida”.

Protocolo dictamen

Para el fiscal el incumplimiento “ayudó” a la perpetración del homicidio porque posibilitó el ingreso del arma homicida al domicilio del custodiado, franqueó el acceso de los ejecutores del hecho, permitió que estos lleven adelante su accionar sin riesgo de ser descubiertos, determinó su salida impune del lugar e impidió tomar conocimiento del hecho en forma inminente a su producción”.

De todo esto tendrán que defenderse los policías que ese fin de semana debían velar por la vida del fiscal que acababa de denunciar a la entonces presidenta Kirchner por el encubrimiento del ataque a la AMIA.

Un delito por el cual el juez federal Claudio Bonadio ya indagó a Cristina y se descuenta le dictará el procesamiento en las próximas semanas, en base a la denuncia del fallecido Nisman.

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