La previa de la detención del ex ministro de Planificación generó un choque de posturas en el bloque kirchnerista. No hubo coincidencia en cómo votar, se mantuvo un hermetismo pocas veces visto y a muchos los invadió una sensación de disconformismo contra el desaforado. El rol de los gobernadores y La Cámpora.
El superministro que supo mantener su poder a lo largo de los tres gobiernos kirchneristas ya pasó su primera noche en el penal de Ezeiza. Durmió en el hospital penitenciario que tiene el complejo por ser un detenido insulinodependiente. Llegó ayer por la tarde, luego de un megaoperativo con tintes disuasorios que lo trasladó desde los tribunales federales de Comodoro Py hasta la cárcel. Quiso evitar que los flashes y las cámaras grabaran para siempre el momento en que era retirado de su casa con chaleco y casco policial, y decidió entregarse en el despacho de uno de los jueces que pidió su detención, el más cercano Luis Rodríguez.
Todo eso fue el corolario de una votación que dejó exultante al oficialismo y a los espacios que acompañaron, pero heridos y separados a los integrantes del bloque del Frente para la Victoria (FPV). Una ola de desconcierto y hasta de malestar con el otrora poderoso funcionario K –por cómo manejó su situación política– se adueñó del espacio que construyeron los Kirchner.
“Si De Vido hubiese renunciado a sus fueros antes de la sesión en la Cámara nos hubiésemos ahorrado dos cosas. Por un lado, no perdíamos una banca. Y, por el otro, el bloque no quedaba expuesto a decidir entre acompañar o no el desafuero”, sintetizó ante #BORDER uno de los diputados que estuvo presente en las dos reuniones previas que se hicieron a la sesión extraordinaria de ayer. Consideran que fue “innecesario” llegar hasta tal punto de quiebre, que es una sombra hacia el futuro.
El bloque K esperó hasta último momento para decidir su postura frente a la votación. Aunque apuntan contra una “persecución judicial”, querían evitar el costo político y social de pronunciarse contra el desplazamiento de un legislador multiprocesado por causas de corrupción y con un doble pedido de detención, y esperaban –o soñaban- que el mismo De Vido renunciara a sus fueros. Finalmente eso no sucedió.
Hubo dos reuniones intensas en el tercer piso del Congreso, en el salón de la presidencia del bloque. La primera fue el martes, horas antes del encuentro en la comisión de Asuntos Constitucionales, donde se produjo el primer paso para el desafuero de De Vido. “Casi todos los legisladores del bloque nos juntamos para decidir qué hacer, pero en el primer día no pudimos llegar a una conclusión”, resaltaron para este artículo luego de las casi tres horas que duró el ida y vuelta para diagramar una estrategia.
Los cruces entre los legisladores ya adelantaban posturas disímiles. En un bando aquellos diputados que pedían seguir el pedido de la Justicia, bajar al recinto y votar contra el ex ministro de Planificación. Los llamaron “leguleyos” y entre ellos se encontraba la abogada Diana Conti y el sanjuanino José Luis Gioja, que cedió en su postura por una común. En el otro extremo, el ala más ciegamente kirchnerista que se negaba a desaforar a uno de los funcionarios K más poderosos. Y en el camino del medio, aquellos que consideraban correcto seguir a los primeros, pero no querían separarse de los segundos. Además, todavía había tiempo para que De Vido, confirmada la sesión en la cámara, decidiera hacerse a un lado voluntariamente.
Fue así que la batalla final del bloque se dejó para el mismo miércoles, el día D. Ya entonces había una decena de diputados que ni se acercaron, un secreto que mantienen -aún- entre ellos.“El oficialismo consiguió los números sin nosotros”, se excusó el presidente del bloque FPV, Héctor Recalde, para confirmar que la decisión conjunta era no participar de la sesión. “No vamos a convalidar el desafuero”, agregó en una conferencia de prensa junto a sus compañeros para después cargar contra el gobierno de Mauricio Macri: “Hay un plan de persecución a los opositores… Existe un grupo de jueces y fiscales que siguen instrucciones del Poder Ejecutivo de la Nación”. Detrás de Recalde, la diputada Juliana Di Tullio, otra consignada como leguleya, ponía caras raras.
Al pasar, el jefe del bloque aclaró que algunos compañeros no estaban presenten porque ellos mismos estaban cumpliendo requisitorias judiciales en Comodoro Py. Quiso poner el ejemplo de Andrés Larroque, pero ya había llegado. Quien no, era otro camporista de peso: Wado de Pedro. Si bien la también camporista Mayra Mendoza había gritado su apoyo en las calles, ante la consulta de Daniel Malnatti, en el entorno de De Vido apuntan a ese espacio como el que brega para dejarlo solo. El superministro nunca congenió con la juventud comandada por Máximo Kirchner, quien también se habría ausentado. Axel Kicillof, en tiempos de gobierno, había sido su verdugo interno, enviado por la ex Presidenta para acotarle los manejos de varias cajas.
Tal como pudo saber #BORDER, distintas opciones se barajaron antes de este anuncio. Enviar a un representante del bloque para que al tomar la palabra en medio de la sesión leyera un comunicado conjunto fue la que más fuerza llegó a tomar. Pero finalmente se impuso la de no dar quórum, fogoneada, principalmente, por Recalde -¿hubo llamados de CFK?-, a sabiendas de que el oficialismo nacional contaba con el apoyo necesario del resto de los bloques para sesionar. “A los que quisieron ir a votar igual se les aceptó su voluntad”, se apuraron a poner paños fríos los legisladores consultados. La división interna ya estaba consumada.
¿Por qué ese comentario? Porque del grupo del FPV que apoyaba la idea de desaforar a De Vido, seis diputados decidieron ir al recinto contra la expresión pública del bloque. El acta de la sesión indica que Luis María Bardeggia (Río Negro), Sandra Castro (San Juan), Miriam Gallardo (Tucumán), Ana María Llanos (Chubut), Ramón Tovares (San Juan) y María Emilia Soria (Río Negro) pulsaron el botón verde de “afirmativo” al momento de la votación. Los seis son diputados provinciales y todos pertenecen al bloque del “Frente para la Victoria – PJ”. Ellos fueron parte de los 176 votos que sellaron el desafuero y la consecuente posterior detención de De Vido, aunque sólo Soria pidió hablar.
“La Constitución dice que el desafuero nosotros lo tenemos que dar cuando la Justicia lo pide. Y sí nosotros estamos bajo un sistema con independencia de poderes, no entiendo por qué el legislativo tiene que obstaculizar un pedido del Poder Judicial”, reflexionó la diputada Gallardo al ser consultada por #BORDER. Su dicho contiene un mensaje para sus compañeros de banca. Como también lo tiene el de Soria, quien al pedir la palabra en la sesión lanzó: “Yo nací en una casa peronista y aprendí dos cosas: no renunciar a mis principios y dar la cara”.
Frente al contundente triunfo electoral de Cambiemos en las elecciones del domingo, y con un espacio peronista que quedó debilitado con pocas figuras de peso, trascendió que algunos gobernadores se comunicaron con los legisladores de sus provincias. Cualquier gesto de acercamiento nacional es bienvenido en este momento de incertidumbre. No es casual que, de los votantes, tres representen a provincias peronistas que el domingo triunfaron y donde sus gobernadores buscan posicionarse como los que guíen el futuro del peronismo nacional. Ellos son Juan Manzur, de Tucumán, y Sergio Uñac, de San Juan.
A partir de diciembre, cuando juren en su cargo los nuevos diputados electos en los comicios, el bloque del FPV se achicará a 67 bancas, cuatro menos de las que posee actualmente. Pero se presume una diáspora más. Puertas adentro saben que situaciones como la de ayer debilita al espacio y, por tal motivo, de ahora en adelante buscarán recomponer una imagen de unidad e iniciativa opositora frente al cada vez más nutrido bloque de Cambiemos.
Lo que sí es seguro, es que De Vido ya no será parte. El jueves, la ex Presidenta fue a declarar a Comodoro Py. Habló de persecuciones, pero omitió mencionar al funcionario que le manejó las cuentas.