El kirchnerismo podrá ser analizado a fondo con el paso del tiempo. Como una de las ramas del peronismo (ese gran universo argentino que es mucho más que una idea política), sin lugar a dudas deberá ser estudiado e incluido en los análisis que sólo pensadores del mismo movimiento como José Pablo Feinmann pueden encarar.
Hoy es materia del periodismo desmenuzar las acciones de Gobierno y sus motivaciones, pero incluso el periodismo ha sido interpelado por esta fuerza que nació en 2003 con la resignificación de la categoría «periodista militante». Aquí vamos a arriesgar sólo una aproximación a cinco contradicciones del partido del Gobierno, que como pocas veces exige repensarnos.
2-La marchita: El kirchnerismo nació alejado de los símbolos peronistas tradicionales, pero terminó cobijándose en ellos para no perder fuerza. Kirchner no enarboló la bandera de la JP, ni colgó el cuadrito de Perón en su primer despacho en la Rosada. CFK terminó haciendo una alegoría permanente de Eva y sus ministros siempre se reconocieron peronistas «de izquierda». La marcha se canta en todos los actos, La Cámpora volvió a levantar las bandera de la JP y Cristina se volcó como nunca al manual del partido para no perder poder.
3-DD.HH.: Ni Néstor ni Cristina tuvieron una militancia reconocida en contra de la dictadura militar, a pesar de moverse en ámbitos políticos en La Plata, donde estudiaron y se conocieron. Los más arteros señalan que no presentaron un solo habeas corpus (recurso necesario para dar entidad a los desaparecidos), siendo los dos abogados. Su militancia por los derechos humanos no tiene registros hasta la llegada a la Presidencia, cuando promovieron la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dieron el marco adecuado para proseguir con los juicios contra genocidas y torturadores, además de un sinfín de gestos y acciones fundamentales que todos reconocen como positivos. Bajar el cuadro de Jorge Rafael Videla de la ESMA fue un punto simbólico de vital importancia para Néstor Kirchner.
Claro está que ese pasado silencioso y un presente combativo no es suficiente para hablar de contradicción: sí lo es la designación al frente del Ejército de César Milani, militar sospechado por su desempeño durante la dictadura e investigado por la desaparición del soldado Alberto Ledo en La Rioja.
4-Empleo: Desde el discurso, el kirchnerismo habló siempre de la cultura del trabajo. En los últimos diez años el desempleo cayó a menos del 7% y se abrieron paritarias anuales que mejoraron el ingreso de los trabajadores asalariados. Pero el empleo en negro (incluso dentro del Estado) se mantiene entorno al 30% y hoy la inflación no sólo se «come» los aumentos sino que se «devora» el poder adquisitivo del salario. Aún haciendo caso al nuevo Indice de Precios al Consumidor, la inflación acumulada anual sería en 2014 superior al 40 por ciento. De todas formas, el sueldo argentino es de los más altos de la región en cuanto a poder adquisitivo.
Hoy se discuten paritarias con más aspereza que antes, se fijan topes que antes no se fijaban, gran parte de los gremios se pararon en la vereda de enfrente y la inflación amenaza seriamente el bolsillo de los trabajadores.
5-Redistribución y riqueza personal: Pepe Mujica, el presidente uruguayo, es para muchos argentinos, un modelo de político honesto. De pasado luchador (sufrió en carne propia el encierro) y presente humilde, es todo lo que muchos compatriotas bienpensantes quieren de un presidente.