Una gestión del peronista anti K salvó a último momento la reforma previsional. El papel del senador como interlocutor privilegiado y el “paquete” de reclamos de los gobernadores del PJ. Sin PBI y con 30% de variación de salarios, la fórmula para actualizar las jubilaciones. El apuro de Triaca y el beneficio de Abal Medina.
La reforma previsional que impulsa el Gobierno, será gracias al peronismo, o no será nada. La afirmación no es únicamente por el papel fundamental que tendrán los senadores peronistas -y los gobernadores en los que se referencian- en las negociaciones que acaban de empezar en el Senado de la Nación para poder aprobarla.
#BORDER pudo saber de altas fuentes oficiales que la actual fórmula que propone el Gobierno se negoció por expreso pedido del senador Miguel Ángel Pichetto en la reunión donde el presidente Mauricio Macri firmó el acuerdo fiscal con los gobernadores de todo el país, a excepción de San Luis, que se abstuvo.
Para sorpresa de los periodistas que hacían guardia ese día en la reunión, uno de los presentes en la mayor parte del encuentro con los gobernadores fue el senador Pichetto, jefe del bloque PJ-FPV en el Senado, e interlocutor privilegiado para transmitir al Ejecutivo las demandas de los gobernadores peronistas, y viceversa.
De boca de dos gobernadores, #BORDER supo que el papel del senador rionegrino fue clave para levantar el naufragio al que parecía condenada la reforma previsional. “Apareció Pichetto y dijo: ‘Así la reforma no sale, pero tenemos que buscar un camino mejorado‘”, contó a #BORDER un gobernador que estuvo ahí. “Se acordó reformar esos artículos por pedido de Pichetto, y ahí nomás los modificamos entre todos. Gracias a eso los gobernadores dieron el aval a la reforma previsional”, relató otro mandatario provincial.
Desde el bloque que él integra también confirmaron que su pedido expreso fue “mejorar” la propuesta oficial, que pretendía ajustar las jubilaciones, pensiones y asignaciones sociales cada tres meses según el índice de inflación. Actualmente las jubilaciones se aumentan por semestre, según un cálculo que creó el kirchnerismo y que combina el índice general de salarios del INDEC y las variaciones de los recursos que haya recibido el sistema previsional.
La idea del Gobierno era que pasara a ajustarse por inflación, pero cada tres meses en lugar de seis. Pero se acordó con el peronismo sumar también un “plus” que permitiera subirlas por arriba de la inflación. Por ejemplo, mientras el índice que se usa ahora significó un aumento en todos los haberes jubilatorios del 28% en el último año, la inflación fue del 23% en los últimos 12 meses, y usar ese índice hubiera significado un 5 por ciento menos de aumento.
Para acercar posiciones con el peronismo, la propuesta oficial se modificó y quedó en que ese “plus” se calcularía con el 5 por ciento de la evolución del PBI en términos reales.
Pero la Argentina hace rato que no crece a tasas chinas, y si se toma una estimación realista de un crecimiento del PBI del 4% anual, implicaría un “plus” de 20 pesos cada 10.000 pesos de salario.
Un poco porque sacaron la cuenta y no les cierra, y otro poco para demostrar que su poder no quedó agotado después de firmar el Pacto Fiscal, en el Senado los gobernadores peronistas y los legisladores que les responden reclamaron que se compute el 40% de la evolución del PBI en lugar del 5%, lo que podría subir cerca de dos puntos el aumento por arriba de la inflación. Finalmente, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, se apuró en firmar una alternativa salomónica salida desde el peronismo: acordaron la fórmula de actualización en un 70% por inflación y el resto, por variación de los salarios, en base al índice RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables).
La sugerencia superadora, otra vez, fue de Pichetto, que se la expuso al ministro durante la reunión de comisión. El apuro de Triaca garantizaría la firma inmediata del dictamen y que la reforma pueda aprobarse la semana que viene.
Más allá de tecnicismos, lo importante es la tela política que todo esto dejó para cortar por mucho tiempo. El primer punto de relevancia es que -en el mismo acto- el Gobierno consiguió el aval de los gobernadores para el pacto fiscal, la reforma previsional y la reforma laboral. Muchos de esos mandatarios apoyaron las tres iniciativas cuando salieron de la reunión, y quedó claro que fueron prenda de negociación los tres ejes a la vez, como evidencia la intervención que tuvo Pichetto.
Sin embargo, el interlocutor dilecto del Gobierno no cederá en todo. A instancias de su colega pampeano Daniel Lovera, de la comisión de Trabajo, anunciaron que la reforma laboral quedará para el nuevo parlamento, CFK incluída.
El otro punto es que el pacto fiscal firmado y sellado no garantiza nada. Si el Gobierno pensó que el “sí” del peronismo en esa reunión significaba un levanta manos automático, no entendió nada en estos dos años al frente del Poder Ejecutivo Nacional.
Hoy cada mandatario, papel en mano, hace cuentas de qué reclamo le dejó pendiente el Gobierno (rutas, cloacas, viviendas, fondos, o lo que fuere) y piensa en llevarlos al Congreso para que el sí final al paquete de reformas no parezca tan devaluado.
Sus pedidos, de todos modos, serán mucho más tolerables que la intransigencia del kirchnerismo, que no piensa aprobar ni lo bueno ni lo malo de ninguna de las reformas.
Así las cosas, el peronismo “que gobierna” es dialoguista y aparece cada día más enfrentado al kirchnerismo, lejos de cualquier posibilidad de cercanía pacífica.
En la reunión de los gobernadores también estuvo -con un papel menos trascendente pero no para subestimar- el senador Juan Manuel Abal Medina.
Hoy, por propuesta del Senado (¿se podría decir que por pedido expreso de Pichetto?) fue designado para ocupar un lugar en la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), un organismo descentralizado que funciona en jurisdicción del Ministerio de Educación. Abal Medina no logró ingresar a Diputados por la lista de Florencio Randazzo y termina su mandato de senador en diciembre. Pero no sufrirá ni un día de desempleo: el 10 ya estará designado en este nuevo cargo, con mandato de 4 años.
La brecha entre los que dialogan y los que no, cada día se profundiza más. Los beneficios parecen los de siempre.