Por Fernando Sommantico
Pocas veces se llevaron bien los regimenes autoritarios con aquellos deportistas que se negaron a blandir sus banderas, muchos fueron asesinados y otros tantos humillados. El primer prócer del tenis Alemán, no fue Boris Becker, tampoco Steffi Graff, se llamaba Gottfried Von Cramm. Un joven aristócrata que en el año 1933 ganó el abierto de Alemania, se convirtió en el número 1 de su país y conquistó el doble mixto de Wimbledon junto a Hilde Krahwinkel. Mientras en Alemania Adolf Hitler llegaba al poder, Gottfried von Cramm no paraba. Ganó en 1934 Roland Garros. Regresó a Alemania como un héroe. Gottfried era reconocido en el circuito por su flair play, su carisma y por una presencia que despertaba suspiros en las mujeres: rubio de un metro ochenta y ojos azules, lo que se dice un auténtico alemán. Y el Führer no iba a dejar pasar la oportunidad. Le ofreció afiliarse al partido nacional socialista, pero el bueno de Gottfried no aceptó la invitación. Esa decisión, junto a sus críticas discretas en el exterior hacia el régimen, iniciaron su calvario. En 1936, mientras la maquinaria nazi crecía, Gottfried conquistó nuevamente Roland Garros. Tras un tiempo prolongado, en 1939, regresó a Alemania y notó que las cosas no estaban bien. Al día siguiente de su llegada recibió la visita de 2 personas de la GESTAPO y fue arrestado por los cargos de “conducta inmoral por tener relaciones sexuales con un judío en el exilio, a quien le giraba dinero en el exterior“. Gottfried, aunque estaba casado para mantener las formas de la época, era homosexual. Sin embargo, su delito no fue ese, sino no haber abrazado las banderas del nazismo. Fue condenado a un año de prisión. Horrorizados frente a tamaña arbitrariedad, sus amigos tenistas se movilizaron para conseguir su liberación que ocurrió a los 6 meses. Pero ya nada fue igual, las reglas de los grandes torneos no admitían a ex convictos. Además, poco tiempo después Gottfried fue alistado en el ejército alemán y destinado a Rusia. Allí ocurrió un milagro, porque integró una compañía de 100 soldados de la que sólo 20 permanecieron con vida, milagro que se repitió cuando el rey Gustavo de Suecia logró trasladarlo a su país, cuando estaba sospechado de participar de un plan para atentar contra el Führer. Tras la guerra volvió a Alemania y en 3 años construyo nuevamente su club El Rot-Weiss Tennis ubicado en una calle que lleva su nombre en Berlín. Regresó a Wimbledon invitado en 1959, pero perdió en primera ronda. El Salón Internacional del Tenis lo tiene como una de sus leyendas. Pero su aura nunca dejó de ser noticia; sobro todo, en el mundo del tenis. Por esos pliegues de la historia, el 7 de julio de 1985, el día en el que Gottfried von Cramm hubiese cumplido 76 años, un joven de 17 años llamado Boris Becker se convertía en el primer alemán que ganaba como profesional Wimbledon.