El Gobierno argentino dio un paso atrás en el aumento de la tarifa de gas, según lo anunciado en la Resolución 224/2024, publicada en el Boletín Oficial. La medida, firmada por el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), Carlos Alberto María Casares, tiene como objetivo «consolidar el proceso de desinflación».
Ante esta situación, desde la Secretaría de Energía se comunicó a las Licenciatarias del Servicio Público de Transporte y Distribución de gas y a REDENGAS S.A. que no habrá un aumento tarifario en este período. En consecuencia, el ENARGAS decidió mantener los cuadros tarifarios sin cambios.
Los incrementos previstos suponían un impacto significativo en las facturas de gas, superando el 350% en muchos casos. Por ejemplo, un usuario «R1» de Capital Federal se enfrentaría a un aumento del 352%, mientras que en Provincia de Buenos Aires, el incremento estimado ascendía al 390%.
Luis Caputo, ministro de Economía, justificó la congelación de las tarifas como una medida para mitigar un posible impacto adicional en la inflación. A pesar de la reciente desaceleración inflacionaria en abril, los servicios públicos experimentaron un aumento considerable, acumulando aumentos del 110,5% en lo que va del año y del 311,6% en los últimos 12 meses.
Esta medida de suspensión del aumento de la tarifa de gas se presenta como una estrategia para equilibrar las necesidades de los consumidores con el objetivo de controlar la inflación y garantizar un acceso equitativo a los servicios básicos. Sin embargo, plantea interrogantes sobre la coherencia de las políticas tarifarias del Gobierno y su impacto real en la economía doméstica.
