La puja sindical que viene entre Héctor Daer, representante de «Los Gordos» de la CGT, y Hugo Moyano, del Frente Sindical para el Modelo Nacional, expone los límites a la mentada unidad sindical que supieron esgrimir en la previa de la asunción de Alberto Fernández y esa grieta también se evidencia en lanzamiento de dos juventudes sindicales referenciadas en ambos líderes gremiales.
En este marco, el presidente electo intenta hacer equilibrio entre ambas fuerzas: en menos de una semana mantuvo dos reuniones con Moyano -el viernes pasado en sus oficinas de Puerto Madero y este martes directamente visitó la Federación de Camioneros-, y finalmente, contrario a lo que se esperaba, terminó dando el brazo a torcer por el pedido del camionero para que designe en Transporte al empresario Guillermo López del Punta (también ex secretario durante la gestión Duhalde y que por su idoneidad cuenta con el apoyo de varios gremios de la CATT -gremios del transporte). Mientras que hoy por la tarde Fernández oficializó al massista Mario Meoni al frente del ministerio.
Con las cartas sobre la mesa, en el moyanismo niegan que el titular de Independiente haya pedido el ministerio para un hombre de su confianza. El propio López del Punta, que el miércoles por la noche participó de la fiesta de fin de año del gremio de Aeronavegantes que conduce Juan Pablo Brey, en privado admitía que la sugerencia a Alberto era para que pudiera ocupar la Secretaría de Transporte -a la que finalmente fue designado-, un organismo con menor relevancia política pero más técnica frente a los desafíos que se vienen en cuanto a la problemática aeronáutica, ferroviaria o del autotransporte.
Durante la citada velada, celebrada en un predio de zona norte, sobrevoló también el nombre del futuro Superintendente de Servicios de Salud (SSS), que tiene en sus manos el reparto de los fondos de las obras sociales que adeuda el Ejecutivo. Uno de los candidatos es José Bustos, que es impulsado por el ex titular de la SSS Héctor Capaccioli, y por otro lado, se postula a David Arauchan (presidente de Unión Personal), que cuenta con el respaldo de Andrés Rodríguez (UPCN) y otros jefes de la central de calle Azopardo.
Es que en este y otros emergentes, como lo es la conducción de la Juventud Sindical, se observa la tensión existente entre el moyanismo y los popes de la CGT. Entre mayo y junio se prevé la realización de un comité central confederal para renovar la dirección de la central obrera, que una vez más podría ser integrada por Daer en un nuevo triunvirato, y en caso que no le den lugar, tal como parece, el camionero seguirá por afuera con su Frente Sindical para el Modelo Nacional. Quienes lo conocen, admiten que es lo que más le conviene para jugar con independencia del Ejecutivo: hoy Camioneros uno de los pocos gremios que insisten con el pedido de bono de fin de año cuando los principales referentes de los grupos de «Gordos e Independientes» de la CGT no lo han reclamado.
Esta tensión de cúpula también se refleja, como quedó dicho, en el armado de las organizaciones juveniles. El 29 de noviembre llenó Obras Sanitarias la Juventud Sindical Peronista de la CGT que lleva como secretario general a Sebastián Maturano, hijo de Omar, histórico líder de La Fraternidad. Rodeado por Daer, José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), el textil Hugo Benitez de la Corriente Federal y los gastronómicos de Luis Barrionuevo, el joven -que ya ha despertado algunos resquemores entre sus pares- logró reunir a una diversa representación gremial. «Le dan el sello a Sebastián porque Daer quiere retener a Maturano en CGT para conservar dentro a un gremio fuerte del transporte», explicó un operador sindical consultado.
Por otra parte, este lunes concentrará las miradas del mundo gremial el acto de la Juventud Sindical Nacional (JSN), que constituirá la presentación del nuevo titular, Cristian Jerónimo (gremio del vidrio), quien recibe el cargo del referente del sector, el moyanista Brey. De hecho, se espera que Hugo Moyano cierre el encuentro, que comenzará a las 14 en el teatro Gran Rivadavia, y en el que se debatirá sobre el futuro del trabajo, la educación y formación, el diálogo y el consenso social.
Lo cierto es que, más allá del abordaje de las jornadas, los diferentes nucleamientos juveniles expresan la grieta existente en el movimiento obrero. Alberto Fernández intenta mantener el equilibrio frente a los distintos sectores. Esa paz resulta fundamental para el Pacto Social que se viene y también para el Consejo contra el Hambre. Empero, no será una tarea fácil: un jefe sindical sostuvo que no cree «que se puedan congelar salario por 6 meses. Hay clausulas de revisión comprometidas para febrero en algunas paritarias y es difícil explicarles a los compañeros que ya vienen con pérdida de poder adquisitivo».