Empoderado en el manejo del área económica para intentar generar confianza y domar a un intranquilo mercado cambiario, el ministro de economía, Martín Guzmán, no sólo cuenta con el respaldo de Alberto Fernández sino también del poderoso Movimiento Evita, que ha nutrido de funcionarios al Ejecutivo como Fernando “Chino” Navarro o Emilio Pérsico, la misma agrupación que el año pasado incluso lo había presentado al por entonces candidato presidencial del Frente de Todos.
En verdad, fueron dirigentes del Evita de La Plata, ciudad donde nació el ministro y donde contrajo su fanatismo por Gimnasia, quienes en 2019 organizaron una “comida” en la que coincidió por primera vez con Fernández. Pérsico, hoy secretario de Economía Social, confirma la versión. “Si Alberto conoció a Martín en una reunión que organizamos pero no entró al gobierno por nosotros” explicó.
Durante su niñez Guzmán había vivido con su familia en un barrio tripero como el Mondongo. Su padre, “Topo” Guzmán, fue profesor de tenis en el predio del Lobo y a través de la dirigencia del club logró acercarse a asistentes sociales de la capital provincial. Esa habría sido la llave que le abrió la puerta al recién graduado al mundo de la economía popular. La historia ya conocida dice que el joven Guzmán se graduó en la Universidad de La Plata y merced a su gran desempeño obtuvo una beca de post grado para recalar en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, donde fue investigador y ayudante del Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
Con miras a la aprobación del Presupuesto 2021, que prevé una inversión de $252 mil millones para la implementación de políticas sociales como Potenciar Trabajo -que refuerza el vínculo de las organizaciones sociales con Desarrollo Social-, Pérsico se muestra cercano al titular del Palacio de Hacienda: “a diferencia de otros ministros, por lo menos nos escucha. Y creo que el año próximo vamos a estar bien en cuanto al Presupuesto”. Suele repetir que “hace mucho” viene dialogando con el funcionario de 38 años sobre los desafíos de la “economía popular”.
El último martes el barbado dirigente, cercano al Papa Francisco, estuvo reunido en Casa Rosada para avanzar en un proyecto para llevar cobertura oftalmológica a los barrios vulnerables. En privado, no oculta su sorpresa por la nueva intentona del Ejecutivo para poner en debate un tema tan sensible como la despenalización del aborto, en momentos en que la crisis económica y sanitaria no dan tregua.
A los funcionarios provenientes del Evita también les favorece mantener una relación estrecha con Guzmán, ya que desde hace meses mantienen una disputa con referentes de La Cámpora y con funcionarios de pura cepa K como Sergio Berni, en este caso, por las tomas de tierras en algunos distritos. Hace una semana esa tensión tomó cuerpo en el Concejo Deliberante de Tigre cuando fuertes discusiones entre referentes de ambas agrupaciones por el destino de una banca, obligaron a suspender la sesión.
Lo cierto es que en medio de la crisis devenida de la pandemia, el presidente decidió darle más protagonismo al titular del Palacio de Hacienda. La continua escalada del dólar paralelo y la desconfianza del mercado hicieron cambiar de estrategia al jefe de estado, luego que a mediados de septiembre había aceptado la sugerencia del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, de endurecer el cepo cambiario para cuidar las reservas.
Ahora Fernández le dio mayor centralidad a Guzmán como una señal hacia los mercados y a los economistas que escucha el establishment, que cuestionaban un área económica “loteada” similar a lo que había ocurrido durante el macrismo. El lunes fue el ministro platense quien anunció nuevas regulaciones del mercado de capitales tendientes a intentar tranquilizar a los operadores, el miércoles encabezó un encuentro con las cámaras de la construcción para dar impulso a medidas de aliento para el sector y este jueves coordinó el gabinete económico, rol que solía ocupar el jefe de gabinete, Santiago Cafiero.
