Por qué el caso Niembro es un ejemplo de corrupción kirchnerista

Por: Daniel Seifert @SeifertDaniel

Paradojas de la política. Las revelaciones sobre los negocios del comentarista deportivo y candidato de Cambiemos revelan un esquema demasiado similar a la matriz de la corrupción K. Un catálogo de coincidencias y la encrucijada de Macri.

Un candidato, vinculado a los medios, recibe millones del Estado, controlado por el partido que lo propone para ser votado en la arena política. Sus contrataciones son poco claras, la mayoría de ellas provienen del poco regulado mundo de la pauta oficial y son difíciles de explicar si no es a través del prisma de la ventaja que supone ser amigo del poder.

Boleta Niembro

Szpolski remera

 

Si uno releyera el párrafo que encabeza esta nota no podría distinguir si se habla del caso de «Don Niembro», el primer candidato a diputado por Buenos Aires de la alianza «Cambiemos» o de la sinuosa candidatura del empresario de medios Sergio Szpolski, el kirchnerista elegido para competir por la intendencia de Tigre.

Es que el caso Niembro resume como ninguno el estilo que los años de kirchnerismo le imprimieron a los escándalos de la corrupción política. Un estilo, que el propio caso prueba, impactó culturalmente en oficialistas y en opositores, a la hora de malversar fondos públicos.

 

¿Les parece exagerado? Miremos un resumen de coincidencias.

  • La manipulación de la pauta: El caso Niembro implica una mayoría de fondos destinados a por el Gobierno de la Ciudad a la publicidad política y de gestión, aún cuando también hay contrataciones adicionales, como la elaboración de encuestas. El (des)manejo de la publicidad oficial es tal vez la treta más desarrollada por el kirchnerismo: con la pauta, el Gobierno ha premiado a medios y periodistas adictos a su relato como castigado hasta ahogar a aquellos que hacen periodismo y lo cuestionan. La censura sutil ha sido el ariete del kirchnerismo en su guerra contra Clarín en particular y contra el periodismo en general. De hecho, el Gobierno se vio forzado por la Corte Suprema a dejar de discriminar a medios de comunicación importantes como la Editorial Perfil o Canal Trece. Así y todo, el macrismo no ha sido mucho mejor en los desmanejos de su propia pauta. ONGs dedicadas a la transparencia como la AdC, han criticado las elusivas formas del gobierno porteño a la hora de informar sobre el manejo de fondos públicos en este área.
  • Candidato y bolsero de pauta. Tal vez este punto no implique un delito en sí, pero sin dudas es el que aporta más críticas éticas al escándalo. Niembro, candidato a diputado, le facturaba al Gobierno de la Ciudad y al Banco Ciudad, organismo en manos del partido que decidió representar en las urnas. Y recibía esa publicidad como “bolsero”, es decir, para derivarla a otros medios, en especial el canal Fox Sports, donde el fue figura estelar. Y donde durante años Niembro aprovechó cualquier excusa para endiosar la figura de Macri, casi como una publicidad no tradicional encubierta. El caso no puede dejar ser comparado con el de Szpolski, candidato en Tigre y dueño del Grupo Veintitrés en sociedad con Matías Garfunkel, y sin dudas, el empresario de medios más beneficiado con pauta oficial nacional, astronómicamente por encima de lo que debería recibir si el reparto se decidiera por audiencias y lectores y no por fidelidad política. Quienes critican que los 21 millones de pesos facturados por Niembro no son nada contra los más de 400 millones que facturó el emporio de Szpolski sólo intentan esbozar que los desmanejos de dinero público solo son cuestión de montos y oportunidades. Un sinsentido de la ética. Y quienes marcan la contradicción  de que fuera un periodista de Tiempo Argentino -medio de Szpolski- quien expusiera la trama sólo demuestra que, incluso si hay ganas, se puede hacer periodismo en los medios que más limitaciones le ponen a sus trabajadores para cumplir su tarea de informar. El trabajo de investigación de Nicolás Eisler (@pinkpanther) fue prolijo, detallado y contundente. No por nada forzó a que todos los medios, tarde o temprano, tomaran el caso en su agenda y hasta lo profundizaran, un camino lógico para el periodismo pero no común a la inversa, cuando el rebote debería provenir de medios de dueños alineados el kirchnerismo.
  • Empresas creadas justo para facturar. La Usina Producciones, de Niembro y su ex socio Alberto Atilio Meza, fue creada el 4 de mayo del 2012 y comenzó a facturarle sólo a dependencias del Gobierno de la Ciudad y al Banco Ciudad. Como si hubiera sido armada con los contratos concedidos de antemano. Un artilugio que en la historia de corruptelas K se repite. Sucedió con The Old Fund, creada por el presunto testaferro del vicepresidente Amado Boudou que compró la calcográfica y fábrica de billetes Ciccone. Con la factura 00000003, ese sello cobró más de 7 millones de pesos por una asesoría en la reestructuración de la deuda de la provincia de Formosa. 
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Factura The Old FundLas dos primeras facturas de The Old Fund habían sido anuladas. ¿Otra coincidencia? Tanto La Usina Producciones como la sociedad de Alejandro Vandenbroele carecían de empleados. Como si no fuera necesario trabajar para alzarse con contratos. También es famoso el nacimiento de Austral Construcciones, la empresa de Lázaro Báez, socio comercial de los Kirchner. La firma que se volvería un pulpo de la obra pública kirchnerista fue creada apenas 12 días antes de que Néstor Kirchner jurara como presidente por primera vez.

  • Contrataciones ocultadas. Los negocios que logró La Usina Producciones no fueron publicados en el Boletín Oficial de la Ciudad. El macrismo dio la excusa de que no toda contratación termina allí. Un ardid muy similar al que utiliza el kirchnerismo cuando intenta restringir el acceso a la información pública. En casos como el Ministerio de Desarrollo Social que comanda Alicia Kirchner, suelen esgrimir la excusa de que liberar la información violaría leyes que protegen los datos personales, aún cuando se soliciten datos sobre cooperativas o empresas.
  • Alertas bancarios desatendidos. Uno de los últimos datos que salieron a la luz sobre el escándalo Niembro fue que el banco Ciudad había emitido tres reportes de operaciones sospechosas (ROS) en transferencias por más de 5 millones de pesos en cuentas de la empresa o de Meza, el ex socio de Niembro. Un dato revelado por el fiscal kirchnerista antilavado Carlos Gonella. (Sí, el mismo que fue procesado por prevaricato al no incluir en una causa por lavado de activos a Lázaro Báez). Si bien para muchos la denuncia de lavado contra Niembro y funcionarios macristas resulta excesiva, no deja de ser curioso que la revelación de que los ROS se emitieron en 2013 y 2014, sin ninguna reacción judicial hasta ahora, en plena campaña. Al parecer, el fiscal Gonella tendría información sobre la compra de autos de lujo con esos fondos que apoyarían su acusación. Los autos, sabrá Boudou, suelen traer dolores de cabeza judiciales. Los ROS fueron figuras rutilantes de casos de corrupción kirchnerista como la Ruta del Dinero K o la causa del desvío de fondos de las obras de las Madres, Schoklender y Sueños Compartidos.
  • ¿Espías involucrados? Se supo también que Meza, el ex socio de Niembro, habría sido empleado de la SIDE durante el gobierno de Menem y hasta el 2000, cuando habría renunciado por problemas personales. En esos tiempos, Niembro trabajó en el área de comunicación del gobierno y como vocero presidencial. En la causa federal por lavado, el comentarista es defendido por Jorge Anzorreguy, hermano de Hugo, el ex señor 5 de los espías menemistas. Sería injusto quitarle méritos al macrismo en la modalidad de “espías + escándalos políticos”, tras la intervención del sigiloso Ciro James en la causa por escuchas ilegales que llevó al procesamiento de Macri. Sin embargo, el kirchnerismo también ha tenido su cuota de participación de topos en sus escándalos, desde el caso de la mafia de los medicamentos hasta el rol del echado Jaime Stiusso en la muerte del fiscal Alberto Nisman.
  • El respaldo político público. Acá no pasó nada. Es una campaña. Todo sigue igual. Macri se encargó de respaldar a Niembro y mantenerlo en las recorridas de campaña. El comentarista intentó defenderse en los medios manoteando el argumento de que es una “campaña sucia” en su contra, al mejor estilo Capitanich. Hasta creó un eufemismo, al intentar explicar la operatoria en el programa de Alejandro Fantino: “Tercerizábamos la cuestión”, esgrimió para explicar la derivación de pauta a otros medios.Una de esas frases eslogan dignas del ministro de Planificación, Julio De Vido y su siempre memorable “negocio entre privados”, del caso Skanska. Macri bancó a Niembro (no se sabe del futuro de su ex socio Meza, también candidato, del que se dijo que habría bajado su postulación). Mantener a Niembro significa un costo fuerte para el candidato presidencial de Cambiemos, que no sólo contradice las banderas de la transparencia de socios políticos como Elisa Carrió o Ernesto Sanz, sino que hasta parece una cargada al espacio creado. Cambiemos, pero no ahora. Cristina Fernández de Kirchner llegó al poder prometiendo institucionalidad y nunca echó a un funcionario en el momento de ser cuestionado. Esa fijación de no dar el brazo a torcer ante los medios, es algo que el cristinismo y el macrismo parecen compartir.
  • Las intrigas y los “carpetazos” de las internas. Sin decirlo en voz alta, en el macrismo se sospecha de los pares. No son pocos los que especulan que la revelación en plena campaña pudo tener ayuda de algún hombre propio despechado. A pesar de que la investigación del colega Eisler, de Tiempo Argentino, fue laboriosa y de larga duración, no hay nada que pueda calmar las mentes siempre malpensantes de la rosca política. En el PRO, muchos se preguntan si Cristian Ritondo, el fallido candidato a vicegobernador de María Eugenia Vidal -que ella bajó por las críticas que recibiera al elegir un compañero con domicilio e historia porteños- cumplió algún rol en esta peripecia. A no sospechar tanto, enlodar un dato concreto con intrigas y suspicacias, a veces también funciona para correr el foco de atención. El kirchnerismo sabe de eso. Lo hizo en pleno escándalo Ciccone, al instalar la interna del vice Boudou con el acusado de filtrar, Florencio Randazzo. Y lo repitió de manera más virulenta en la voz de Aníbal Fernández, apuntando a Julián Domínguez por poco más involucrarlo en la trama del triple crimen de General Rodríguez, en una alianza conspirativa con la producción de Jorge Lanata.
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El caso Niembro tiene a Macri en la encrucijada. Del kirchnerismo se podrá decir con gracia que descubrieron las corruptelas en el ojo ajeno, pero si hay algo que no han solido prometer es transparencia en la gestión. No se sienten demasiado incómodos con ser embanderados en el “roban pero hacen” y suelen salir del embrollo demonizando a los medios. La única diferencia es que fue Macri el que prometió cambiar. Y le puede salir muy caro contradecir hasta su más básico slogan. 

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