Tombolini lleva en su lista a tres parientes, cinco empleados suyos y un ex Opus Dei que apoyó a Grassi

Su esposa y su hija mayor ocupan lugares en las listas. También su madrastra. López del Pino, un ex vocero que le escribió una carta de apoyo al cura abusador y terminó con Cristóbal López. Los empleados del Consejo Económico y Social porteño que preside el economista, también enlistados.
Por: Daniel Seifert @SeifertDaniel

Cuando un outsider de la política se lanza a competir, la lógica supone que llega al juego electoral como símbolo de renovación. Y en este intento, se presume también que lo nuevo incluye también nuevas formas de hacer política. El economista Matías Tombolini ya compitió una vez en el juego electoral porteño de la mano de Sergio Massa pero ahora, como candidato de Roberto Lavagna a jefe de Gobierno porteño, armó sus listas con todos los vicios de la vieja política.

A saber: nepotismo, candidaturas de gente que empleó con puestos públicos y la frutilla del postre: un colaborador muy próximo que le dio su apoyo epistolar al sacerdote Julio César Grassi, condenado por abuso de menores, y terminó trabajando para el empresario K Cristóbal López. 

Mediante un acuerdo político tras las elecciones anteriores, Tombolini fue designado por el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta como presidente del Consejo Económico y Social (CESBA), un organismo público autónomo, donde el economista ubicó a varios miembros de su equipo que hoy se candidatean con él.

La candidatura de Tombolini surgió de otro acuerdo, esta vez con Marco Lavagna, candidato a diputado e hijo del presidenciable y monotributista Roberto. La elección generó mucho ruido en el armado lavagnista, ya que dejó fuera de carrera a las tropas de otros aliados como el sindicalista Luis Barrionuevo y la titular del GEN, Margarita Stolbizer

El armado de listas porteñas del espacio Consenso tuvo de todo menos lo que dicta el nombre. Tras una larga disputa judicial, finalmente la Cámara Nacional Electoral inhabilitó la semana pasada las listas a diputados y senadores que querían competir en internas contra las armadas por Lavagna hijo y Tombolini.

Por deficiencias en los avales presentados, fuera de competencia quedaron los peronistas Julio Bárbaro y Carlos Campolongo, además de radicales y margaritos que pretendían ir a la disputa. La Justicia, en cambió, habilitó la precandidatura a jefe de Gobierno de Miguel Ponce y su lista para la legislatura porteña, pero en solidaridad con las listas que en su entorno consideran “proscriptas”, el radical y los suyos renunciarán este viernes a participar en la interna. 

La decisión no sólo es solidaria: podían participar pero con boleta corta. Previendo una movida para impedirles judicialmente ir unidos a la candidatura presidencial de Consenso, decidieron bajarse. “Al final, a instancias de Marco, Lavagna terminó haciendo lo mismo que el PRO o el kirchnerismo: poniendo candidatos a dedo y con los mismos métodos tampoco se supera la grieta”, se quejan entre los que quedaron afuera. “Ellos fueron a la Justicia, incumplieron y después pretendían colgarse de Lavagna, argumentan del otro lado.

¿Qué quedó adentro de las listas de Lavagna, su hijo y Tombolini? 

En principio, la familia. El economista lleva a su esposa María Magdalena Stroman como cuarta candidata a legisladora porteña, donde la mujer ya trabajó entre 2007 y 2011. De allí pasó a ocupar un puesto en el Instituto de Juegos de Apuestas de la Ciudad hasta que en 2016 pasó a su actual trabajo, en la Dirección General de Asuntos Laborales y Previsionales, dependiente de la Subsecretaría de Gestión de Recursos Humanos del Ministerio de Hacienda porteño. Quienes la conocen le adjudican un paso en la militancia con el PRO pero con la candidatura de su esposo ahora es parte de su mesa chica de decisiones y miembro fundadora de su partido

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En 2013, Stroman integró la firma Alfamedia SRL, que durante el kirchnerismo recibió 11.900.366 pesos en pauta oficial del gobierno nacional, según publicó el periodista @jcrettaz, en base a datos oficiales. Allegados a Tombolini se encargaron de aclarar ante #BORDER que su esposa cedió las acciones que tenía en esa firma en mayo del 2014, mediante un instrumento privado. “María prestó su nombre para que una amiga creara esa empresa pero nunca tuvo un rol en ella y de hecho, se retiró”, sostuvieron. Hasta el primer semestre de 2014, la SRL había facturado 5.223.203 de publicidad oficial.

Pauta oficial en la empresa de la esposa y candidata de Tombolini en tiempos K. Fuente: Diario La Nación, en base a datos oficiales.

Pero la esposa no es la única familiar que el economista puso en sus listas. Su hija mayor, Camila Tombolini va como sexta candidata suplente para la Legislatura. El lugar es casi testimonial: para ser electa su padre debería ser un batacazo electoral y esperar que al menos 6 de sus candidatos renunciaran. ¿Para qué candidatearla entonces? Los encargados de la campaña lo justifican en lo pequeño del espacio y la extensión de las listas oficiales. Y que las exigencias para integrar las listas comunales forzaron a mover cuadros políticos, reduciendo las opciones, al no contar con aliados como el GEN. Así y todo, es curioso el argumento ante lo terminante que fueron los Lavagna para evitar internas y la falta de acuerdo general en Consenso. Camila cumplió 18 años en febrero pasado.

ACTUALIZACIÓN: El economista coló a una tercera pariente en las listas. En este caso, en la lista de diputados nacionales por la Ciudad y bajo la candidatura de Marco Lavagna figura la madrastra de Tombolini. Se trata de Jorgelina Blejer, que ocupa el sexto escalafón en la boleta. La mujer formalizó: se casó con Raúl Roberto Tombolini, en 2015.

Jorgelina Blejer, madrastra candidata, Matías y Raúl Tombolini.

 

 

 

 

 

 

 

Contrato público y boleta electoral

Tombolini no renunció pero sí pidió licencia en su cargo al frente del CESBA, desde el 7 de julio pasado. El Consejo es un órgano colegiado de participación ciudad y es una “personalidad jurídica propia y que goza de autonomía orgánica y funcional” respecto del Gobierno de la Ciudad, de acuerdo a lo que define la ley 3.317. Tombolini asumió ese puesto en enero del 2018 y, con un presupuesto de 75 millones de pesos para ese año, pudo sumar a su equipo. Varios, ahora con puestos públicos, lo siguen en la carrera electoral:

  • Rodrigo Herrera Bravo 
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Fue legislador porteño entre 2003 y 2007, por el PRO. Luego dirigió el Ente de Turismo porteño y fue subsecretario coordinador de Planes Estratégicos. Desde 2018 es el secretario ejecutivo del CESBA y va como tercer candidato a legislador en la lista de su actual jefe Tombolini.

  • Lucila Bueti Piorno

Ocupa el puesto 4 en la lista de diputados nacionales por la Ciudad que lidera Marco Lavagna. La ahora candidata ingresó en mayo del 2018 en el CESBA con un contrato de locación de obra por tres meses y un total de 72 mil pesos. Contadora, reviste el puesto de analista senior en el Consejo, de acuerdo a su perfil de Linkedin. 

  • Juan Carlos Saintotte 

Va en el puesto 7, también a diputado nacional. Fue jefe de Gabinete del CESBA y en marzo de este año Tombolini lo designó como gerente de Relaciones Institucionales

  • Roberto Di Lorenzo

Director general de Comunicación del CESBA, desde febrero del 2018, por designación de Tombolini. Es el primer suplente en la lista para legisladores porteños.

  • Emiliano Coccaro

También suplente para la Legislatura, en el puesto 3. En enero del 2018, Tombolini lo nombró asesor de Gabinete de Presidencia del CESBA.

El candidato que apoyó a Grassi

Tombolini y sus candidatos, su esposa María Stroman y el ex vocero del Opus Dei Eduardo López del Pino

El nombre más controversial en las listas es el de Esteban López del Pino. Ocupa el puesto 5 como candidato a legislador porteño y es el director de la Fundación Innovación por la inclusión, el think tank que preside y creó Tombolini

Hasta 2006 y durante 12 años, López del Pino fue el vocero institucional del Opus Dei en Argentina, una de las instituciones más conservadoras de la Iglesia Católica. En tal rol, el ahora candidato encaró campañas obvias para su rol como cuestionar la película El Código Da Vinci o rechazar el aborto

Pero el encargado institucional de prensa fue un poco más allá. En noviembre del 2002, López del Pino le mandó una carta al cura Julio César Grassi. La misiva fue enviada dos meses luego de que Telenoche Investiga revelara los testimonios de menores abusados que llevaron a la condena y prisión del cura. 

“Querido P. Grassi: Todo este tiempo he estado rezando muy especialmente por usted y lo seguiré haciendo. Si en algo lo puedo ayudar no deje de pedírmelo o hacérmelo saber. Un abrazo”, escribió López Del Pino y firmó desde la oficina de Comunicación del Opus Dei.

Egresado de la Universidad Austral, institución que depende de la misma orden religiosa, López del Pino trabajó para el grupo Roggio y también en la producción de Bernardo Neustadt, pero aclara que ni entonces conoció personalmente a Grassi, aún cuando su jefe periodista lo frecuentaba y era amigo -aunque no su defensor público-.

A diferencia de Tombolini, su candidato a legislador tiene la postura de los que se definen como “a favor de la vida”. Se asume “celeste”, en contra de la legalización del aborto y así lo ha escrito, antes y ahora. Pero aclara que nunca tuvo una posición contra el matrimonio igualitario. “Cuando estaba de vocero del Opus Dei se debatía recién la unión civil y yo tenía la idea de que había que acompañarla. Incluso ir a las marchas a apoyar. Lo discutí con Guillermo Marcó, el entonces vocero de Bergoglio, y me dijo que estaba loco. Pero yo creo y creía que era una realidad que existía y que desde la religión no se puede imponer una forma de la vida civil”, dice López del Pino en diálogo con #BORDER. Entonces le preguntamos por Grassi.

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El texto que le envió López del Pino a Grassi en 2002, subido por quienes lo apoyaban.

López del Pino: Enviábamos 600 tarjetas de Navidad con un texto similar. Siempre un mensaje parecido: rezar y ofrecer predisposición. La de Grassi fue una más pero sus defensores subieron el texto manuscrito a un sitio donde publicaban apoyos. Era una tarjeta privada.

#BORDER: -Pero no era cualquier circunstancia. Las denuncias contra Grassi se habían hecho hacía dos meses. ¿No le parece que fue un gesto de respaldo al cura acusado?

López del Pino: No hay ni una declaración mía a favor de Grassi. Nunca lo defendí públicamente ni el Opus Dei lo hizo, al menos mientras yo fui vocero, Ni opiné del tema.

#BORDER: -Mandó esa carta…

López del Pino: -Tarjeta. No había condena. Había una denuncia mediática, con el peso y también lo relativo que eso conlleva… Era reciente. Y jamás dije que fuera inocente o culpable.

#BORDER: -Mirando hacia atrás, ¿no cree que fue un error?

López del Pino: –Mandaba muchísimas tarjetas similares. En las religiones hay una postura interesante que es el no prejuzgamiento. Y la comprensión al prójimo. En el catolicismo es la misericordia, eso de acompañar en los momentos trágicos.

#BORDER: -La carta fue a Grassi, no a sus víctimas…

López del Pino: No, bueno, claro… No tenía que juzgarlo yo a Grassi y no hablé nunca de su inocencia. Después, en un estado de Derecho, actuó la Justicia y él tuvo sus instancias de defensa.

#BORDER: -¿Le volvería a escribir a Grassi el mismo texto hoy?

López del Pino: –¿De que rezo por él? Sí. A los que lo denunciaron también.

Entre mediados de 2014 y 2016, López del Pino fue empleado de Cristóbal López, en la firma Inversora M&S SA. Ocupó el rol de director de comunicación del Grupo Indalo, en un momento que define como “de transición”, a fines del mandato kirchnerista. El ahora candidato de Tombolini fue contratado para armar una fundación solidaria que el empresario kirchnerista pretendía lanzar. El proyecto nunca se concretó. Tanto López como su socio Fabián de Sousa terminaron presos. López del Pino se fue a vivir a Estados Unidos, volvió y entonces se acercó a otra fundación, la de Tombolini. Y ahora también terminó enlistado.

 

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