Dolido por su mal desempeño en Tigre y San Fernando, el candidato de 1País quiere mostrarse como el peronismo amigable y racional que considera no es el kirchnerismo. La sorpresa: Stolbizer lo banca en esa idea.
Muchas fuerzas quedaron en shock después de la elección del domingo, pero seguramente Sergio Massa compite con Cristina Fernández de Kirchner para ver quién se lleva el primer puesto al ego más golpeado. En el caso de la ex presidenta, simplemente no entra en su cabeza el dato de no haber hecho una elección exitosa en el conurbano, al margen del mínimo margen que incluso pueda volcarse en su favor en el escrutinio definitivo. Al mal trago no lo aceptó ni lo aceptará. Y terminará convenciéndose a sí misma de que todo fue una trampa de Cambiemos y la Justicia Electoral.
Para Sergio Massa, su 15% no es tan distinto al 14% que había conseguido en las PASO de 2015, pero lo que no puede asimilar todavía es su mala performance en Tigre y San Fernando, dos territorios que, él creía, ganaba con los ojos cerrados. Pero si una virtud tiene el candidato de 1País, es que no se queda a llorar sobre la leche derramada. “Rey muerto, rey puesto” es el lema de su origen político, el peronismo, de modo que ya buscó la manera de usar los números del domingo a su favor.
El tigrense está convencido de que Cristina Kirchner entró en una debacle irremontable, que ya sin poder ni números contundentes cada vez quedará más aislada y sola, y su pelea será para reemplazarla como cara electoral del peronismo.
“Un peronismo más amigable, que sepa votar a favor o en contra del Gobierno, según de qué se trate, y que no se pelee con la sociedad que vota a Cambiemos, sino que les muestre que hay otra alternativa”, lo puso en palabras alguien muy cercano a Massa.
Hasta su socia, la jefa del GEN y ex radical Margarita Stolbizer está de acuerdo. “No es volver a un peronismo que cante la marchita, sino al de los valores de progreso social y de mi hijo el doctor, las banderas históricas del peronismo”, la escuchó decir Massa esta semana, en la larga reunión que mantuvieron para decidir cómo seguir. Toda una sorpresa.
Así, a la peronización de su campaña que había comenzado en los últimos días antes de las elecciones, Massa sumará ahora una vuelta más: quiere ser el peronista que más crezca hasta octubre.
Para eso buscará los votos de Florencio Randazzo (Cumplir) y sumar alguno de Cambiemos, si logra posicionarse como una opción válida ante el miedo que provoca una victoria de Cristina Kirchner.
En este punto incluso dentro de Cambiemos las posiciones son diferentes. Hay un grupo que sueña con que el escrutinio definitivo les de la victoria final, el golpe de gracia a Cristina y de un valor simbólico insoslayable de cara a octubre.
Pero otra parte del Gobierno preferiría una derrota. Creen que eso aumentaría el espanto que puede provocar una victoria de la ex mandataria en octubre y atraer definitivamente los votos del Frente 1País, entre otros, a su molino.
Es el escenario que más teme Massa, que a este altura preferiría que gane Cambiemos en suelo bonaerense y disparar el “miedo a Macri” antes que la inversa.
Lo seguro es que las estrategias que Massa usará para conseguir sus objetivos no serán las mismas que usó antes de las PASO. “Las propuestas no prendieron, evidentemente la gente no vota propuestas”, se sinceró con #BORDER uno de los candidatos de sus listas.
Seguros de que son ciertas las máximas de Jaime Durán Barba -el rezo que dice que la gente vota al candidato que le despierta cercanía y empatía, y no al que le habla a su intelecto- Massa se sumará al cada vez más numeroso club de los seguidores del consultor ecuatoriano.
El otro intríngulis que debatían por estas horas era como remontar el nombre del Frente 1País, desdibujado a nivel nacional, y con poca penetración también en la provincia. “Cambiemos terminó de crear una marca exitosa, y el kirchnerismo ya la tenía”, se preocupaban cerca del tigrense.
Son temas que deberá terminar de resolver si quiere acercarse a la proeza de 2015, cuando de los 14 puntos de las Paso pasó a 20 puntos en las elecciones generales. Para conseguirlo tendrá que recorrer todavía un larguísimo camino.