La exvicepresidenta y dos veces presidenta de la Argentina, Cristina Kirchner, declara como testigo en el juicio por el intento de asesinato en su contra ante los jueces Tribunal Oral Federal N° 6, Sabrina Namer, Adrián Grunberg e Ignacio Fornari. La líder peronista llegó acompañada por una comitiva chica, y varios dirigentes la esperarán en el Instituto Patria al terminar testimonio, para efectuar un gesto de apoyo.
En el inicio del juicio oral, el autor material del intento de magnicidio, Fernando Sabag Montiel, dijo que su intención era matar a la vicepresidenta y que su expareja, Brenda Uliarte, también quería eso. Junto con el tercer acusado, Nicolás Carrizo, las tres personas están acusadas de intento de homicidio y son juzgados por el delito de tentativa de homicidio doblemente calificado por alevosía, y el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma de fuego.
La ex presidenta inició su alocución hablando sobre el clima de violencia en contra suya que antecedió el atentado. “Es público y notorio, inclusive después de la pandemia, que los episodios fueron in crescendo. Guillotinas en la Plaza de Mayo, a mi casa venía gente que ponían marchas militares e insultaban. Además de la destrucción de mi despacho como vicepresidenta. Está probado que antes lanzaron bombas de pintura”, manifestó, y especificó que durante sus dos mandatos como presidenta sufrió “violencia simbólica y no tan simbólica”.
Además, señaló al fiscal Diego Luciani como uno de los responsables de ese clima de violencia. “Luciani contribuyó a la violencia política. Tuvo prime-time durante 22 días cuando acusó de corrupción, no a mí, al peronismo. Eso motivó manifestaciones en la puerta de mi casa que finalmente concluyó con el tiro fallido, con la bala que no salió”, dijo, y agregó que “uno de los autores materiales pidió ser defendido por Luciani”.
En otro momento, la ex vicepresidenta hizo referencia al momento exacto en el que sufrió el intento de asesinato. “Saludé como todas las noches y cuando subo al ascensor con Diego Bermúdez, uno de mis secretarios, me dice ‘¿escuchaste un click? A mí me pareció un click de un arma’. Y después me confirmó que había sido un arma y que había capturado a quien la tenía. Ahí me senté a ver televisión y vi la imagen que recorre el mundo”, dijo, y agregó: “Decían que parecía que yo vi el arma, pero afortunadamente no la vi”.
La ex vicepresidenta aseguró que «nunca sintió miedo de sufrir un atentado». «Soy una militante que lo hice desde muy joven, y creía que el pacto democrático era donde la vida del otro estaba fuera de toda discusión. Cuando Alfonsín gana, fue con la consigna ‘Somos la vida, somos la paz’. El valor de la vida, a partir de la Guerra de Malvinas, fue algo que marcó muy fuerte a la sociedad argentina”, recordó, y puntualizó: “Con la vida no, se ganan o se pierden elecciones, pero la vida del adversario no se ponía en juicio. Bastante ingenuidad la mía, porque debí haber advertido los cambios de época”.
Sobre el accionar de su custodia durante el atentado, expresó: “Yo no manejo la custodia, no les tomo lista. El jefe mi custodia es el mismo. Actuaron de la manera que actuaron siempre. Cuidándome, con las instrucciones de que no se pusieran en el medio de la gente y yo. No había forma de impedirlo”.
Luego, Cristina Kirchner se refirió a la ahora ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien al momento del atentado no se pronunció en contra del mismo. “Conociéndola, como la conozco desde que era muy joven, no me sorprende nada de ella”, disparó la ex presidenta.
Hacia el final de su alocución, y a modo de cierre, Cristina Kirchner dijo: “Este es un juicio es contra de los autores materiales, y no a los autores intelectuales y financiadores del hecho», dijo y cerró: «Más que un reclamo mío, debería ser una deuda que tienen que saldar, no conmigo, con la democracia, y con toda la gente que de alguna u otra manera cree que la política sigue siendo un instrumento para cambiar la vida de la sociedad y que no puede ser refugio de gente que piense que la política sirve para matar o estigmatizar. En fin. Nada más».