Con un mensaje cargado de contenido técnico, institucional y político, el Gobierno nacional anunció la finalización del Sistema de Saneamiento Riachuelo, una de las obras de infraestructura ambiental más ambiciosas de las últimas décadas. Pero el acto no solo se limitó a destacar el impacto sanitario del proyecto, sino que fue utilizado por la administración de Javier Milei para marcar distancia con el gobierno anterior y desmentir afirmaciones del excandidato presidencial Sergio Massa, quien había atribuido la finalización a una gestión peronista.
La voz encargada de hacer el anuncio fue la del vocero presidencial, Manuel Adorni, quien definió el cierre de obra como “el cumplimiento de una deuda histórica del Estado con millones de argentinos”, y remarcó que fue la gestión actual la que “finalmente concretó” el proyecto iniciado hace una década.
Qué dijo Manuel Adorni
“El Sistema Riachuelo beneficiará directamente a 4,5 millones de personas en el conurbano bonaerense y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, aseguró Adorni. También adelantó que, con la infraestructura ya terminada, se podrá avanzar en nuevas obras de expansión de la red cloacal, que alcanzarán a otros 1,5 millones de habitantes en Almirante Brown, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Presidente Perón y Quilmes.
El proyecto de saneamiento tiene su origen en un fallo de la Corte Suprema de Justicia de 2009 que ordenó al Estado nacional, a la Provincia de Buenos Aires y a la Ciudad de Buenos Aires a adoptar medidas urgentes para frenar el deterioro de la Cuenca Matanza-Riachuelo, una de las más contaminadas de América Latina. La obra principal comenzó en 2015, bajo el paraguas de AySA y con financiamiento internacional.
Sin embargo, Adorni afirmó que la ejecución estuvo marcada por demoras, burocracia y oportunismo político. “Era una obra que debía haberse terminado hace cuatro años. Pero, como tantas veces, las fotos de campaña pesaron más que el avance efectivo de los trabajos”, lanzó.
El vocero reivindicó la gestión de Milei como “responsable de culminar lo que otros postergaron” y aseguró que se actuó con responsabilidad institucional para cumplir con el fallo de la Corte. “Tal fue el reconocimiento de la Justicia que, en octubre de 2024, se levantó la supervisión judicial directa sobre la ejecución del proyecto”, dijo.
Cruce con Massa: quién se atribuye el mérito
El anuncio oficial tuvo también un claro componente de réplica política. La semana pasada, Sergio Massa había difundido un video en redes asegurando que “la obra se inició y se terminó bajo gobiernos peronistas”. La frase no pasó inadvertida para la administración actual, que se encargó de desmentirla y posicionar el cierre del proyecto como un hito propio.
“Estamos frente a una administración que cumple contratos, incluso aquellos heredados con irregularidades, porque lo que está en juego son los derechos de los argentinos. No caemos en la lógica de la publicidad vacía ni de las promesas incumplidas”, expresó Adorni, en alusión directa al exministro de Economía.
El vocero también fue más allá al vincular la obra con una crítica a la corrupción estructural: “Durante años, en la Argentina se hablaba de obras licitadas que no existían o que nunca se terminaban. Algunas de ellas fueron sinónimo de enriquecimiento ilícito y de esa famosa ‘corrupción transformadora’ que aún hoy algunos defienden”, disparó.
Más allá de la disputa política, la obra finalizada no es menor en términos técnicos y de salud pública. El sistema de saneamiento incluye una planta de tratamiento en Dock Sud, estaciones de bombeo, y un emisario subfluvial de 12 kilómetros que desemboca en el Río de la Plata. En conjunto, permitirá tratar más de 2 millones de metros cúbicos de efluentes diarios y disminuir significativamente la contaminación del Riachuelo.
