El presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que Brasil demostró al mundo la solidez de sus instituciones tras la condena a 27 años de prisión impuesta al expresidente Jair Bolsonaro por organizar una asonada para impedir su asunción tras las elecciones de 2022.
Durante un acto oficial en la capital, Lula sostuvo que “este país ayer dio una lección de democracia al mundo”. Destacó que es la primera vez que la Justicia actúa con firmeza frente a una trama golpista en Brasil, un país cuya historia está marcada por el golpe militar de 1964 y la posterior dictadura que duró dos décadas.
Según informó AFP, el mandatario aclaró que su satisfacción no obedece al encarcelamiento de su rival político, sino al funcionamiento pleno del Estado de derecho. “Estoy feliz porque este país ha demostrado que tiene la madurez suficiente para ejercer la democracia en su pleno sentido”, señaló.
La Corte Suprema había declarado “firme” la sentencia contra Bolsonaro, luego de rechazar una primera apelación en noviembre y considerar vencido el plazo para presentar un segundo recurso. La defensa calificó la decisión como “sorprendente” y anunció que intentará un nuevo planteo.
En su primera reacción pública tras la resolución judicial, Lula destacó que “la justicia brasileña mostró su fuerza, no se amedrentó con las amenazas de afuera”. La referencia apuntó a las presiones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien meses atrás había denunciado una “caza de brujas” contra su aliado brasileño. Washington llegó a aplicar aranceles punitivos a Brasil y sancionó a jueces del máximo tribunal, aunque retiró buena parte de esas medidas tras la reunión entre Trump y Lula en octubre.
El caso también involucró a Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del exmandatario, radicado actualmente en Estados Unidos. Eduardo promovió las gestiones de Trump para interferir en el proceso judicial. La Corte decidió el martes abrirle un juicio por “coacción” a la Justicia.
Con esta sentencia, Bolsonaro se convierte en el cuarto expresidente brasileño en ser encarcelado desde el retorno de la democracia en 1985. Entre los antecedentes figuran el propio Lula —condenado por corrupción en un fallo luego anulado— y Fernando Collor de Mello, también sentenciado por delitos de corrupción.



