Finalmente, Argentina renunció formalmente a tener su lugar en los BRICS, el bloque de países aliados compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
La renuncia formal de la Argentina se comunicó el 22 de diciembre a través de una carta firmada por el presidente Javier Milei y enviada a cada uno de los mandatarios de los países que integran los BRICS.
En la carta Milei le asegura a los distintos presidentes que su “política exterior difiere del gobierno precedente” y es por eso que “algunas decisiones tomadas anteriormente serán revisadas”.
Si bien el gobierno rechazó el ingreso a los BRICS, aseguró en su misiva que la Argentina “tiene el compromiso de intensificar los lazos bilaterales, en particular el aumento de los flujos de comercio e inversión”.
A fines de agosto los BRICS habían invitado a la Argentina a formar parte del grupo a partir del 1 de enero. Pero el proceso de adhesión, que se iba a efectuar automáticamente, se vio interrumpido por la negativa del nuevo presidente argentino. En contraposición, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Irán sí ingresarán a los BRICS.
No es de extrañar la posición del gobierno de Javier Milei. Si bien no es una bandera que levanten, las nuevas incorporaciones de potencias árabes y petroleras, solidifican una postura pro oriental en los BRICS, y opuesta a la de Estados Unidos. Cabe destacar que China y Rusia, rivales comerciales del país del Norte, forman parte de esta liga de países, en oposición a la agenda “pro Occidente” que Javier Milei siempre afirmó querer llevar a cabo. Cabe destacar que durante su campaña presidencial había lanzado fuertes diatribas contra el gobierno de Brasil y de China.
Con este nuevo giro, Argentina se alinea con Washington, quien no ve con buenos ojos el crecimiento de los BRICS. En la misma línea, el gobierno de Milei ha enfriado relaciones con Venezuela, Cuba y Nicaragua.
