El fiscal federal Carlos Stornelli reveló las presiones, amenazas y maniobras de hostigamiento que sufrió durante la investigación de la causa Cuadernos de las Coimas, en la que está imputada la expresidene a Cristina Kirchner.
En una entrevista exclusiva en diario Clarin a Daniel Santoro, detalló que fue víctima de espionaje por parte de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), denunció que medios afines al kirchnerismo difundieron fotos de sus hijastras menores de edad y recordó que una bomba fue colocada en la puerta del departamento de uno de sus hijos en 2019.
“Por el caso Nisman entendí que podía morir por una investigación. Solo faltó la bala”, afirmó, al recordar la tensión con la que debió trabajar durante el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Stornelli aseguró que no temía por sí mismo, sino por su familia: “Cuando uno está en una investigación comprometida, también los tuyos sufren las consecuencias”. Tras 2015, contó, decidió blindar su habitación y desde entonces tiene custodia policial permanente.
El fiscal, con más de tres décadas en la Justicia, explicó que las persecuciones no comenzaron con los Cuadernos, sino mucho antes. “Ya en la causa Skanska, en 2003, por el pago de coimas para gasoductos, hubo presiones. Después, con las causas de Río Turbio y con el enriquecimiento ilícito de Daniel Muñoz, la presión fue aumentando”, señaló.
Respecto al exsecretario privado de los Kirchner, dijo que “los 70 millones de dólares que fugó al exterior son apenas la punta del iceberg” de un esquema de corrupción que funcionó entre 2003 y 2015. “Muñoz era quien recibía los bolsos en el departamento de Juncal y Uruguay y se encargaba del transporte y lavado del dinero”, explicó.
Stornelli describió las maniobras destinadas a desprestigiarlo: “Fueron operaciones mediáticas, denuncias falsas, seguimientos y allanamientos a fuentes clave como Jorge Bacigalupo. Hubo complicidades dentro del propio sistema judicial”. Señaló además que la PSA “operaba como un apéndice de la AFI” y realizaba tareas de inteligencia en su contra.
Sobre la acusación contra Cristina Kirchner, recordó que “no fue una postura personal, sino sostenida por la Cámara de Apelaciones, la Casación y la Corte Suprema”. Según el fiscal, el circuito de recaudación de coimas confluía “en el departamento de Juncal y Uruguay, en la Quinta de Olivos y en la Casa de Gobierno”.
También hizo referencia al dinero movilizado en esos años: “No tenemos una cifra exacta, pero eran montos enormes. Parte del efectivo se transportaba incluso en aviones presidenciales y se invertía en propiedades en el exterior”.
Stornelli mencionó la muerte de Fabián Gutiérrez, exsecretario de la expresidenta y testigo en la causa, como uno de los episodios más violentos relacionados con la trama de corrupción. “Fue torturado y asesinado. Tenía una fortuna de más de 15 millones de dólares”, recordó.
Consultado por la reciente decisión de la Corte Suprema que anuló las acusaciones del juez Alejo Ramos Padilla en la causa D’Alessio, el fiscal dijo haber recibido el fallo “con serenidad y satisfacción”. “Sabía que iba a terminar así, porque las imputaciones eran falsas, armadas. Solo había que ver las pruebas”, aseguró.
Finalmente, Stornelli remarcó la magnitud del caso Cuadernos y su impacto político e institucional: “Fue una investigación que tocó al poder real. Sufrimos todo tipo de embates, pero el trabajo de la Justicia y de la fiscalía sigue en pie. Esto aún no terminó”.



