La reciente celebración del Tedeum del 25 de Mayo expone nuevamente las fricciones que existen en el oficialismo, especialmente entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel. Este evento, significativo para la nación, fue testigo de un momento peculiar cuando Milei, al ingresar a la Catedral Metropolitana, optó por no saludar a Villarruel.
Ante la insistencia de los periodistas sobre el gesto del presidente, Villarruel respondió de manera concisa: “Habría que preguntárselo a él, yo siempre saludo”. Su expresión, acompañada de una sonrisa controlada, permitió entrever la tensión que ha ido acumulándose en el entorno del poder en los últimos días.
Durante la ceremonia, Milei se desplazó por el centro del templo sin detenerse ni ofrecer una mirada a los funcionarios que lo esperaban en la primera fila. Al llegar donde se encontraba Villarruel, desvió la mirada, mientras que esta última mantuvo la calma y reaccionó con una sonrisa irónica que fue rápidamente captada por las cámaras.
En lugar de generar una confrontación directa, Villarruel prefirió transmitir un mensaje de unidad e institucionalidad. “Estoy tranquila con mi accionar. Vine a cumplir con mi deber institucional y a acompañar una fecha muy importante para todos los argentinos”, afirmó. Aunque no abordó de manera explícita las tensiones que han caracterizado su relación con Milei, su comentario sugirió que el descontento no es algo que se limite a una sola parte.
La misa, que conmemoró la fecha patria, reunió a figuras clave de la política nacional. Junto a Javier Milei y Victoria Villarruel, estuvieron presente el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, quien también experimentó una situación similar al ser pasado por alto por el presidente. Tanto Villarruel como Macri, ubicados en lugares prominentes de la catedral, recibieron el saludo de otros miembros del gabinete, pero Milei mantuvo una distancia notable durante todo el evento.