El Ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, fue destituido de su cargo por el presidente Javier Milei, a menos de dos meses de asumir su posición en el Gobierno. La razón detrás de esta decisión radica en la presunta filtración de información reservada de la gestión libertaria por parte de Ferraro.
El pedido formal de renuncia provino del Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, marcando una ruptura significativa en el equipo de Milei. Aunque aún no se ha anunció quién ocupará el lugar vacante, la propuesta es reducir el Ministerio de Infraestructura al rango de secretaría, dependiendo directamente de Luis «Toto» Caputo, actual ministro de Economía.
La filtración y la amenaza a los gobernadores
El detonante de esta abrupta salida parece ser la presunta filtración de declaraciones hechas durante una reunión de Gabinete. Según se supo, el jefe de Estado habría amenazado en uno de estos encuentros con sus ministros, que iba a dejar a los gobernadores «sin un peso» si sus diputados nacionales no le convalidan la Ley Bases en el recinto la semana próxima.
Tras la difusión pública de estos dichos, durante la tarde del jueves, el rumor de la destitución comenzó a circular, sugiriendo que Milei evaluaba remover a Ferraro al culparlo por ser el responsable de difundir su frase.
Los problemas de estructura
Desde el inicio, el superministerio de Ferraro enfrentó desafíos, con un organigrama incierto y disputas internas. La quita del manejo de medios públicos para la Secretaría de Comunicaciones y Conectividad generó tensiones con Nicolás Posse, quien obtuvo facultades adicionales mediante modificaciones en la Ley de Ministerios.
La cantidad de carteras a su cargo limitaba la capacidad de Ferraro para influir en las decisiones del Gobierno. La prórroga del Presupuesto 2023 y la falta de actualización de valores, sumado a los recortes en proyectos de obra pública y vivienda, crearon un escenario desafiante para su gestión.
El conflicto más inminente era el plan de fuertes subas tarifarias en el transporte de colectivos, lo que ya provocó amenazas de paro por parte de la UTA ante la falta de respuestas en audiencias recientes.
El quiebre entre Ferraro y Posse se dio en diciembre, cuando Posse tomó la decisión de imponer a Mauricio González Botto al frente de la Secretaría de Empresas y Sociedades del Estado, un sector que estaba bajo la órbita de la cartera de Infraestructura y que dependía directamente de Ferraro. Esta no fue la primera vez que Posse tomaba decisiones que afectaban la esfera de influencia del Ministro.
Al parecer, Ferraro percibía estas acciones como un intento de intervención por parte del jefe de Gabinete en su Ministerio.
La sorpresiva salida de Ferraro plantea incógnitas sobre la estabilidad interna del gobierno de Milei y su capacidad para afrontar desafíos políticos y administrativos. La reorganización ministerial se presenta como una tarea crucial para mantener la eficacia en la implementación de políticas públicas en áreas estratégicas.
