En un contexto económico lleno de incertidumbre, el Gobierno se encuentra en una encrucijada que podría afectar directamente el presupuesto de todos: la inminente posibilidad de un aumento en los precios de los combustibles líquidos. La fecha límite para decidir sobre la prórroga del impuesto a los combustibles, congelado en $27,6 desde octubre de 2022, está a la vuelta de la esquina.
Las señales indican un posible incremento del 100% en dicho impuesto, lo que podría traducirse en un notorio aumento del 25% en los surtidores. Este panorama inquieta a los consumidores, ya afectados por subidas del 80% desde el inicio del gobierno de Javier Milei.
El equipo económico del Gobierno considera esta opción como una medida para financiar el retiro del capítulo fiscal de la ley ómnibus. Ante la pérdida de recursos que esto conlleva, los combustibles se presentan como una herramienta viable para mitigar rápidamente el impacto fiscal.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal advierte que el valor real del impuesto ha experimentado una significativa disminución en los últimos años, reduciéndose un 85% entre diciembre de 2018 y diciembre de 2023. La recaudación mensual por este tributo ha sufrido una disminución real del 77% en cinco años. Restablecer el valor real del impuesto al de 2018 podría significar recursos adicionales para el país, estimando un 0,37% del PBI, según el informe del IARAF.
En un contexto de tensiones con los gobernadores por la caída de recursos coparticipables, un aumento en este impuesto podría implicar un alza del 0,15% del PBI para las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Este aspecto cobra especial relevancia tras el retiro del proyecto para reimponer el impuesto a las Ganancias a los trabajadores, confirmado por el vocero presidencial Manuel Adorni.
La Ley 27.430 establece un aumento trimestral del impuesto según el IPC del Indec, pero diversos decretos del Ejecutivo han pospuesto su actualización. En este caso, el Gobierno no necesitaría la aprobación del Congreso ni la firma de nuevos decretos para incrementar el impuesto a los combustibles líquidos. Sin una nueva prórroga, a partir del próximo jueves podría aplicarse una actualización automática.
Frente a este panorama, se estima que un incremento del 100% en el impuesto podría traducirse en un aumento del 25% en el surtidor, llevando el costo del litro de nafta súper de los actuales $800 a cerca de $1.000. Las empresas advierten que, a pesar de no haber alcanzado aún los precios de paridad de exportación, cualquier aumento repercutirá directamente en el consumidor, marcando un nuevo golpe a los bolsillos ya afectados por anteriores subidas.
